La biopsia líquida, una técnica que permite mediante un análisis de sangre “espiar” el tumor y combatirlo, se revela como la herramienta perfecta para diagnosticar el cáncer en sus estadios iniciales y si no se puede curar, al menos convertirlo en una enfermedad crónica.
Lo explica a Efe, en el marco del congreso que la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) celebrado en París, el director del grupo de investigación ONCOMED del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (España), Rafael López, que prevé que esta técnica de detección precoz esté implantada de forma generalizada en una década.
López sostiene que la biopsia líquida hay que entenderla como oncología de precisión ya que es la única herramienta que hoy permite ver “las características íntimas del tumor”. “No hay otra opción porque la biopsia clásica, que suele ser cara, cruenta e incómoda, solo estudia un trozo muy pequeño del tumor y no en su conjunto”, dice.
Este oncólogo, que preside la Fundación Excelencia y Calidad de la Oncología (ECO), considera que los medios actuales -”los más fiables son los TAC y los PET-TAC”- son muy rudimentarios y se observa el cáncer en un billón de células, “que es una cantidad inmensa. Si queremos profundizar y ser más efectivos, hay que reducir ese umbral”.
El cáncer de pulmón, el más beneficiado por esta técnica
López subraya que la biopsia líquida se comenzó a utilizar con pacientes con tumores avanzados pero también en pacientes con enfermedad mínima residual, es decir, con el tumor localizado.
También explica que hay tumores que secretan más ADN en la sangre que otros y, en este momento, el más beneficiado por esta herramienta sería el cáncer de pulmón.
Recuerda que las biopsias líquidas comenzaron a realizarse con el cáncer de colon y de mama pero insiste en que la práctica es extensible “a todos los tumores y a todos los líquidos”.
Admite que el más “cómodo” es la sangre pero puede realizarse con el líquido cefaloraquídeo en el caso de metástasis con afectación cerebral, en el líquido pleural, la orina o la saliva. “Puede ser con cualquier líquido del organismo”, asevera.
Para este oncólogo, la biopsia líquida es una herramienta de “revolución” encaminada a dar al paciente un tratamiento adecuado y de una manera personalizada, y para eso se necesita hacer un “diagnóstico preciso”.
Está convencido este experto de que su aplicación generalizada supondrá un beneficio en la enfermedad avanzada, que tendrá menor impacto y posibilitará los tratamientos dirigidos, pero sobre todo en la enfermedad mínima residual por el diagnóstico precoz que supone y la información que aporta del tumor en su conjunto.
Según este oncólogo, acotar el tumor y saber qué pasa evitará dar tratamientos innecesarios a muchos pacientes, situación que ahora se da en un 70% de los enfermos oncológicos.
Lo que tiene claro López, es que la biopsia líquida será el “método de cribado de diagnóstico precoz del futuro”.
Este experto es optimista sobre el objetivo final de curar el cáncer, algo que, a su entender, se conseguirá cuando se pueda diagnosticar en estadios muy iniciales y el paso previo será convertir la enfermedad en crónica.
Recuerda que los fármacos se vuelven resistentes. Actualmente, esa resistencia se cambia siguiendo las indicaciones del TAC, “pero con una biopsia líquida es más fácil anticiparse al cambio y el resultado es más efectivo”.
Con este escenario positivo, López reclama apoyo a la investigación, inversión para sufragar el coste y el convencimiento de los médicos y del sistema sanitario de que es bueno disponer de esta logística.