El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió en la Casa Blanca a los líderes de Canadá y México en la primera cumbre norteamericana en cinco años, una reunión destinada a revitalizar la cooperación regional, pero ensombrecida por la agenda “compra estadounidense” y la migración.
Biden se reunió por separado con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y luego se celebró un encuentro entre los tres.
El objetivo de las conversaciones es encontrar un terreno común entre los tres vecinos unidos por el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que influye en unos US$ 1.5 billones anuales de comercio norteamericano.
Sin embargo, las diferencias en torno a la industria del automóvil, las políticas de “compra estadounidense” y un proyecto de ley de energía mexicano pesaban en la cumbre.
Estados Unidos y Canadá también aparecieron en un punto muerto por una propuesta de la administración de Biden para créditos fiscales sobre vehículos eléctricos fabricados en Estados Unidos, que según Ottawa viola los acuerdos comerciales.
Si bien podría ser difícil lograr avances importantes, Biden espera progresos en algunos de los retos más espinosos con los dos mayores vecinos de Estados Unidos, como aliviar las presiones migratorias, reducir las fricciones comerciales, recuperarse de la pandemia mundial y competir mejor con China.
“Nuestra visión norteamericana para el futuro se basa en nuestras fortalezas compartidas”, dijo Biden, sentado en una mesa larga que permitió a los líderes mantener distancia de acuerdo con el protocolo COVID-19.
“Tenemos que poner fin a la pandemia y tomar medidas decisivas para frenar la crisis climática. Tenemos que impulsar una recuperación económica inclusiva. Tenemos que manejar el desafío de una migración sin precedentes en nuestro hemisferio”, añadió.
Entre los logros tangibles que se esperan de la Cumbre de Líderes de América del Norte se encuentran los acuerdos sobre nuevos límites al metano y las donaciones de la vacuna COVID-19, según altos funcionarios de gobierno.
Los acuerdos se derivan de un impulso de Biden para revivir a los llamados “Tres Amigos”, un grupo de trabajo abandonado por su predecesor Donald Trump.
El restablecimiento de los lazos con México y Canadá también forma parte del esfuerzo de Biden por pasar página a la era de Trump, alejándose del estridente enfoque individual de su predecesor para adoptar un estilo más colaborativo.
Trump tuvo un trato especialmente tenso con Trudeau, imponiendo aranceles a algunos productos canadienses y lanzando a veces insultos públicos al primer ministro canadiense.
Casi diez meses después de asumir el cargo, a Biden le vendría bien un triunfo diplomático. Enfrenta índices de aprobación pública decrecientes y está tratando de controlar la inflación y los problemas de la cadena de suministro mientras lidia con un número récord de migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México.
Biden está bajo presión interna para frenar el fuerte aumento en los cruces de migrantes, que los opositores republicanos han criticado como una política de “frontera abierta”, y necesita la cooperación de México.
En breves comentarios a periodistas, Biden, que mantuvo su primera reunión en persona con López Obrador desde que asumió el cargo en enero, citó la migración entre los principales problemas que estaban abordando, pero no dio más detalles.
López Obrador agradeció al mandatario estadounidense por las propuestas que podrían mejorar el estado de muchos inmigrantes de mucho tiempo en Estados Unidos e instó a los legisladores estadounidenses a respaldar tal medida. Pero el destino de cualquier iniciativa de inmigración de Biden seguía siendo incierto en el Congreso.
Acuerdos sobre emisiones y vacunas
Los funcionarios estadounidenses esperan que los tres países de América del Norte acuerden reducir las emisiones de metano en sus sectores de petróleo y gas entre un 60% y 75% para el 2030, mientras los países trabajan para frenar este potente gas de efecto invernadero.
Canadá y México también anunciarán que van a donar a otros países millones de dosis de vacunas, que inicialmente les había prestado Estados Unidos, señaló uno de los funcionarios que no quiso ser mencionado.
Además, los líderes se comprometerán a prohibir la importación de productos fabricados con trabajo forzado, una política del gobierno de Biden hacia China. Activistas y políticos occidentales acusan a China de utilizar trabajo forzoso en una provincia, una acusación que la segunda economía mundial niega.
López Obrador dijo durante la reunión que la integración económica sería la mejor manera de enfrentar “la expansión productiva y comercial de China”. Agregó que podrían encaminarse hacia una “desproporción inaceptable” en el terreno económico que “mantendría viva la tentación de apostar a resolver esa disparidad con el uso de la fuerza”.
Sin embargo, Canadá y México están preocupados por las disposiciones de Biden sobre “compra estadounidense” y por una propuesta de crédito fiscal para vehículos eléctricos que favorecería a los fabricantes en Estados Unidos.
“Vamos a hablar de eso”, manifestó Biden en respuesta a la pregunta de un periodista mientras se sentaba a conversar con Trudeau. “Todavía no se ha aprobado en la Cámara. Hay muchos factores complicados”.
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, dijo que los legisladores podrían votar el jueves sobre la amplia legislación de Biden denominada “Reconstruir mejor” que contiene el crédito fiscal para vehículos eléctricos.
Canadá dice que el crédito fiscal violaría las normas del T-MEC. La Casa Blanca insistió el jueves en que no lo hace.
Trudeau señaló al comienzo de sus conversaciones que él y Biden estaban “fuertemente alineados” en muchos temas, un marcado contraste con los frecuentes enfrentamientos políticos del primer ministro canadiense con Trump.
Estados Unidos es el principal socio comercial de México y Canadá, y los automóviles y camiones son los productos manufacturados más comercializados entre los tres.
Canadá y México quieren un campo de juego nivelado mientras compiten para atraer a las empresas a establecer plantas para la cadena de suministro de vehículos eléctricos.