Los máximos dirigentes de la Reserva Federal estadounidense (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra se han mostrado este miércoles decididos a controlar la inflación, para lo que están dispuestos a utilizar todas las herramientas a su alcance.
La inflación ha protagonizado las tres jornadas del foro del BCE, celebrado en Sintra (Portugal) y clausurado este miércoles, el primero celebrado de manera presencial desde el inicio de la pandemia.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha mostrado convencido de que tendrá “éxito en devolver la inflación al 2%” porque cuenta con herramientas para ello y, aunque causen daño a parte de la población, ha defendido que el mayor problema sería dejar que la inflación se convirtiera en persistente.
Powell ha asegurado que la economía estadounidense está en buena forma para afrontar las subidas de los tipos de interés que llevan a cabo en estos momentos, con un mercado laboral “muy fuerte”, por lo que espera que “el crecimiento siga positivo”.
“Lo que tenemos que hacer es devolver la inflación al 2%”, ha coincidido la presidenta del BCE, Christine Lagarde, quien ha mostrado su “determinación” para cumplir el objetivo principal del banco central justo el día que se ha conocido que la inflación alcanzó en junio el 10.2% en España y el 7.6% en Alemania.
Para ello, el BCE ya ha anunciado subidas de tipos en julio y septiembre, pero estas medidas tienen que convivir con la lucha contra el “inherente” riesgo de fragmentación de la zona euro, derivado del hecho de que se compone actualmente de 19 países con políticas presupuestarias y mercados diferentes.
Así, Lagarde anunció que el Consejo de Gobierno del BCE discutirá el nuevo instrumento antifragmentación en su reunión del próximo 21 de julio, una medida que se suma a la reinversión flexible de los bonos adquiridos en pandemia a partir de este mismo viernes.
De la misma manera, el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ha subrayado que “la clave para nosotros es devolver la inflación” al objetivo, para lo que, igual que el BCE, tiene como grandes obstáculos los precios energéticos y la guerra en Ucrania.
“Tenemos que hacer todo lo que podamos”, ha insistido, porque la inflación está concentrada en productos “esenciales”, la energía y la comida, que tienen un mayor peso en la cesta de la compra de los hogares de menor renta.
Los bancos centrales descartan una vuelta a la baja inflación
“Desde la pandemia la economía se mueve por fuerzas muy diferentes”, que son inflacionistas, ha advertido Powell, lo que supone un cambio tras años en que la globalización había contribuido a reducir los costes.
Tampoco Lagarde cree que se vaya a volver a un escenario de baja inflación, ya que con la pandemia se han desatado “fuerzas” que han cambiado el marco de actuación.
Esta situación “va a ser desafiante”, según Powell, ya que la guerra en Ucrania hace la política monetaria más difícil por las presiones inflacionistas sobre la energía y los alimentos, ha añadido.
A pesar de la elevada inflación, la presidenta del BCE ha insistido en la necesidad de que la política monetaria sea gradual y opcional, porque “moverse gradualmente es apropiado en momentos de alta incertidumbre”. Sin embargo, a medida que la situación se aclare, “habrá que ser menos graduales” y más opcionales, ha apuntado.
La presidenta ha subrayado que la Eurozona afronta un periodo de gran incertidumbre, debido al alza de los precios energéticos, la evolución de la guerra en Ucrania, los salarios o la política fiscal.
En ese sentido, Lagarde ha instado a las autoridades fiscales a avanzar hacia medidas de apoyo temporales y concretas que garanticen ayuda a los colectivos vulnerables, en lugar de generales como “desgraciadamente” se ha visto hasta ahora.