El Banco de Pagos Internacionales (BPI) considera que los bancos centrales deben subir más sus tipos de interés para luchar contra la elevada inflación y que deben dejarlos elevados durante más tiempo de lo que el público y los inversores esperan.
El BPI dijo en su informe económico anual, publicado este domingo, que “la inflación ha comenzado a bajar de máximos desde hace varias décadas en casi todas partes, pero el trabajo de los bancos centrales está lejos de haber concluido”.
El director general del BPI, el mexicano Agustín Carstens, afirmó que “el desafío político clave hoy en día es controlar por completo la inflación, y la recta final suele ser la más difícil”.
“La carga cae sobre muchos hombros, pero los riesgos de no actuar con prontitud serán mayores a largo plazo. Los bancos centrales están comprometidos a mantener el rumbo para restaurar la estabilidad de precios y proteger el poder adquisitivo de la población”, dijo.
Los bancos centrales deben permanecer vigilantes y subir más los tipos de interés en caso necesario.
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La inflación se modera pero es pronto para declarar victoria
Casi el 95 % de los bancos centrales del mundo subió sus tipos de interés desde comienzos de 2021 y hasta mediados de 2023, según el BPI, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea y que hoy celebró también su asamblea anual de 2023.
Históricamente esta cuota raramente ha superado el 50 % y superó el 80 % durante las crisis del petróleo de los años 70 del siglo pasado.
Los bancos centrales de las economías emergentes y avanzadas han subido sus tasas al doble del ritmo histórico.
Pero los tipos de interés siguen por debajo de la inflación y por ello implican tasas reales negativas.
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La economía global se ralentiza, pero evita la recesión
El crecimiento de la economía global se ralentizó desde el 6.3 % en 2021, hasta el 3.4 % en 2022, y se ha debilitado más en el primer trimestre de 2023, pero hasta ahora ha evitado la recesión, según el BPI.
La ralentización fue más pronunciada en las economías emergentes, desde el 5.7 hasta el 2.8 %, mientras que las emergentes crecieron un 4 % en 2022, frente al 7.3 % en 2021, pese a que China sólo creció un 3 % el año pasado por los confinamientos debido a la COVID-19 y la crisis del sector inmobiliario.
De momento, la economía ha aguantado bien las subidas del precio del dinero, se han relajado los problemas de las cadenas de suministro y han bajado los precios de la energía, pero el mercado laboral todavía está sobrecalentado y las subidas de los precios en los servicios son difíciles de doblegar.
Así existe el riesgo de que la inflación se arraigue cuando los aumentos de los salarios y de los precios se refuercen mutuamente, según el BPI.
Además, pese a la caída de la inflación general, la subyacente, que descuenta la energía y los alimentos, se muestra más obstinada.
Por ello, añade la institución, “los tipos de interés deben permanecer más elevados durante más tiempo de lo que el público y los inversores esperan”.
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Carstens destacó en rueda de prensa que “los precios en los sectores de servicios todavía suben, que los mercados laborales están calientes y que el desempleo es bajo”.
Por ello las reivindicaciones de subidas salariales pueden ser muy elevadas y generar más inflación.
El cambio demográfico en las economías avanzadas es una de las causas de que el mercado laboral esté tan caliente y la inmigración podría proporcionar una solución, pero hay otros aspectos relacionados con eventos recientes que influyen en los mercados laborales.
Carstens observó que “el empleo no ha vuelto a los niveles anteriores a la pandemia de la COVID-19 en sectores de servicios que se vieron muy distorsionados, como el turismo y las aerolíneas”.
“En Suiza y Alemania muchos restaurantes no podido volver a abrir porque no encuentran personal”, dijo Carstens.
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Las reivindicaciones salariales pueden crear más inflación
Hasta ahora el crecimiento de los salarios no ha sido excepcionalmente fuerte, pero esto puede cambiar rápidamente.
La fuerte inflación ha erosionado severamente el poder adquisitivo de los hogares y por ello las reivindicaciones de aumentos salariales se han intensificado.
En la zona del euro el crecimiento salarial negociado está en el máximo nivel desde la introducción del euro.
El BPI muestra preocupación porque las empresas han podido subir sus precios con más facilidad que cuando la inflación era baja, ahora se resisten a aceptar que sus beneficios van a bajar y van a pasar a los precios de sus productos o servicios el aumento de sus costes.
Cierta subida de los salarios no impediría que la inflación vuelva al objetivo, pero sólo si las empresas aceptan una reducción de sus beneficios.
Para que la inflación vuelva al objetivo del 2 %, los beneficios deben bajar de media un 2.5 % anual en 2023-2024, según el BPI.
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