El presidente del banco central de Brasil, Roberto Campos Neto, espera que los precios al consumidor caigan durante tres meses consecutivos hasta septiembre y cierren el año con un aumento menor al previsto por la mayoría de los economistas.
“La inflación este año rondará el 6.5%, quizás un poco menos”, dijo en un evento organizado por Moneda Asset Management esta semana en Santiago de Chile.
En julio, Brasil registró la mayor caída mensual en los precios al consumidor en más de cuatro décadas, luego de que el presidente Jair Bolsonaro presionara por recortes de impuestos para bajar los precios del combustible que estaban perjudicando su popularidad antes de las elecciones de octubre. Economistas encuestados por el banco central estiman que la inflación será de 6.82% este año y de 5.33% en el 2023.
Si bien los precios regulados por el Gobierno están brindando cierto alivio a la inflación, los costos de los servicios siguen subiendo, según Campos Neto.
“Todavía hay que trabajar muy duro”, agregó, para que la inflación se acerque a las metas del banco de 3.5% y 3.25% para este año y el próximo, respectivamente.
La economía más grande de América Latina se ha visto afectada por el impacto de los alimentos y los combustibles que han mantenido la inflación por encima del 10% desde septiembre. Brasil fue uno de los primeros países de la región en elevar las tasas tras la llegada de la pandemia, y ha aumentado los costos de endeudamiento en un total de 11.75 puntos porcentuales desde marzo del 2021.
Las recientes medidas fiscales centradas en los precios de la gasolina proporcionaron un alivio a corto plazo para la inflación. En su decisión de tasas más reciente, los encargados de política monetaria dijeron que “evaluarán” la necesidad de un aumento adicional de 25 puntos básicos en septiembre.
“El mercado nos está diciendo que la mayor parte del trabajo está hecho”, indicó Campos Neto.
En medio de impactos inflacionarios persistentes y globales, la mayoría de los banqueros centrales de América Latina aún no puede acercar los aumentos de los precios al consumidor a sus objetivos. Sin embargo, la mayoría de los analistas esperan que la inflación se desacelere a un solo dígito para diciembre.
El mercado está descontando “una inflación más baja a la vuelta de la esquina”, sostuvo Campos Neto. “Pero, ¿y si no es así? Debemos esperar y ver si eso realmente ocurrirá”, agregó, advirtiendo sobre lecturas básicas altas y posibles cambios estructurales en la inflación.
Después de la pandemia, “el proceso de convergencia de la inflación no es el mismo, no es solo una reversión de los precios de la energía”, dijo.
A la zaga en las encuestas antes de las elecciones de octubre, el presidente Jair Bolsonaro recibió luz verde para un programa de gasto social de varios miles de millones de dólares que incluye un aumento en la ayuda en efectivo para personas de escasos recursos. Ese estímulo, junto con un mercado laboral más firme, está ayudando a impulsar la demanda interna y mantener altos los precios.
Este año “tendremos un mayor crecimiento y una menor inflación” de lo que se esperaba inicialmente, indicó Campos Neto. También espera cifras de desempleo más bajas y mejoras sostenidas en los resultados fiscales del Gobierno.