América Latina parte en la vía hacia la transición energética con una posición de ventaja, pero el desarrollo de las fuentes alternativas afronta el difícil reto de atraer flujos de capital para financiarla.
Así lo explicó el secretario ejecutivo de la Asociación de Empresas de Petróleo, Gas y Energía Renovable de América Latina y el Caribe (Arpel), Carlos Garibaldi, en una entrevista concedida a EFE con motivo de su participación en el octavo Seminario Internacional de la OPEP en Viena.
Recordó que el 61% de la generación eléctrica de la región proviene de fuentes renovables, el doble de la media global.
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Con el 8.3% de la población planetaria, emite sólo el 4.5% de las emisiones de CO2 y el 8.3% de las de gases de efecto de invernadero, destacó Garibaldi.
Las emisiones provienen en su mayor parte “de la agricultura, el uso de la tierra y la silvicultura”, mientras que el sector energético genera solo el 43%, frente al promedio mundial del 75%.
“La región es un importante sumidero global de carbono, con aproximadamente la mitad de las selvas tropicales remanentes en el planeta”, por lo que “corre con ventaja inicial en la transición energética”, indicó el jefe de Arpel.
Destacó asimismo los “importantes callejones de viento” que hay en la región patagónica y en sus zonas litorales, y los “recursos solares de clase mundial” en Atacama y la zona tropical.
“Como para producir hidrógeno verde el costo de producir la electricidad es el factor fundamental de la competitividad, América Latina y el Caribe parte de una buena base”, comentó.
De cara al futuro, la cuestión es si América Latina podrá financiar el necesario desarrollo del sector. Según Garibaldi, la región “es autosuficiente hoy, energéticamente hablando”.
“El mayor reto es que por su necesidad de desarrollo, la demanda regional se duplicaría en 25 años, y eso va a requerir proyectos, capital y racionalidad a la hora de definir inversiones”, explicó.
“El mayor desafío es la necesidad de inversiones”, subrayó el argentino, al recordar que “no se está invirtiendo lo necesario en energías renovables a nivel mundial ni regional, ni tampoco se consigue financiamiento para descarbonizar las operaciones e instalaciones de petróleo y gas”.
“Atraer los ingentes capitales necesarios para emprendimientos energéticos de cualquier índole requiere de ecosistemas legislativos, fiscales, regulatorios y judiciales que sean sólidos, alineados, eficientes, transparentes y, sobre todo, estables”, destacó.
Con todo, se espera que en el futuro bajen los costos de las energías renovables en todo el mundo.
Garibaldi abogó por que los países industrializados “actualicen” sus ayudas a las transiciones energéticas de las naciones en vías de desarrollo, ya que hasta ahora no han cumplido con los flujos previstos inicialmente, de 100,000 millones de dólares anuales entre 2020 y 2025.
“Sería lógico aumentar dichos montos para compensar el tiempo perdido (...) La nueva meta se estima que debería ahora superar ampliamente los 300,000 millones de dólares anuales”, indicó.
Se trata de una “materia pendiente” que deberá abordarse en la próxima Conferencia del Clima (COP28), del 30 de noviembre al 12 de diciembre próximos en Dubái.
Fuente: EFE
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