El presidente argentino, Alberto Fernández, encabezó este miércoles la firma de los contratos para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, una obra que resultará clave para el desarrollo de la colosal formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, en el suroeste del país.
En el acto se firmaron los contratos de las obras civiles para la construcción de la primera etapa del proyecto, bautizado en honor al fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), que tendrá una extensión de 583 kilómetros entre Tratayén (Neuquén) y Salliqueó (Buenos Aires), atravesando las provincias de Rio Negro y La Pampa.
También incluye obras complementarias, como el gasoducto Mercedes-Cardales de 73 kilómetros (de 30 pulgadas); la ampliación de un tramo del NEUBA II, en la provincia de Buenos Aires de 29 kilómetros (de 30 pulgadas), y una planta compresora en Cardales de 15,000 caballos de fuerza.
En el acto, en Salliqueló, firmaron la unión transitoria entre las empresas Grupo Techint y Sacde para los llamados renglones 1, 2 y 4 del gasoducto; la firma BTU firmó para construir el renglón 3, y la firma Esuco, que se comprometió a construir una planta compresora en la localidad de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires.
“Estamos dando un paso muy importante aquí en Salliqueló”, subrayó el presidente, que es poner en marcha “la construcción de esta obra tan fundamental”.
“Ese gas que está en Vaca Muerta no tiene sentido que esté si no lo podemos transportar. Estamos generando una mayor capacidad de transporte”, explicó el mandatario.
Divisas y abastecimiento
Esta falta de capacidad de transporte ha provocado que Argentina, pese a tener la segunda reserva de gas no convencional del mundo en Vaca Muerta, tenga que importar combustibles con el consiguiente gasto de divisas, en el marco de grandes desequilibrios macroeconómicos, lo que consume sus reservas monetarias.
El ministro de Economía, Sergio Massa, indicó que si el gasoducto hubiera estado construido este año, Argentina se hubiera ahorrado probablemente gran parte de las divisas gastadas en la importación de energía.
Según dijo Massa, una vez concretada, esta primera etapa de la obra permitirá un incremento en la provisión de gas de 11 millones de metros cúbicos diarios.
Y según datos oficiales, generará un ahorro de divisas de US$ 2,200 millones anuales entre sustitución de importación de combustibles y reducción de subsidios.
“Espero que en no más de 30 días estemos licitando la ingeniería del segundo tramo para que no solo pensemos en abastecer a la Argentina sino en venderle al resto del mundo el gas”, dijo Massa.
Con la segunda etapa del gasoducto que va de Salliqueló a San Jerónimo (Santa Fe) se aumentará en un 25% la capacidad de transporte de los gasoductos troncales de Argentina, según datos oficiales, abriendo la posibilidad de abastecer a grandes centros urbanos e industrias del centro y norte del país, como así también la oportunidad de exportar a otros países de la región.
El proyecto completo del gasoducto implica poder venderle gas a Brasil y construir plantas de licuefacción para exportar al mundo entero, recordó Fernández.
“Es muy importante lo que estamos logrando”, dijo el mandatorio, tanto para el consumo residencial y de las industrias en Argentina, como para exportar.
“Es gas que, además, por la cantidad que tenemos puede convertirnos a nosotros en proveedores de gas para todo el mundo. En este tiempo en que los precios de la energía han subido exhorbitantemente como producto de la guerra” en Ucrania.