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El banco central argentino está dificultando que los inversionistas compren dólares, en tanto que los controles de capital ya draconianos no logran detener que crezca la brecha entre los tipos de cambio oficiales y los paralelos.
Los reguladores están poniendo presión sobre las llamadas operaciones blue-chip, donde los inversionistas compran activos en pesos y los venden al exterior en dólares para obtener divisas. Las medidas, dirigidas al blanqueo de capitales y evasión fiscal, se anunciaron el jueves por la noche.
Los controles son el último intento del Gobierno para evitar que los dólares salgan de la paralizada economía de Argentina. Las medidas han generado una serie de tipos de cambio paralelos donde la moneda argentina cotiza a un tipo de cambio más débil que el oficial.
Por su parte, los reguladores intentan detener esa brecha que se amplía antes de las elecciones de mitad de período en noviembre, a medida que una moneda estable se considera clave para el éxito electoral de la coalición.
El banco central comenzó a imponer controles de capital incluso antes de que el presidente Alberto Fernández llegara al poder en diciembre del 2019, cuando la nación se dirigía a un incumplimiento de su deuda externa.
Los argentinos solo pueden cambiar pesos por US$ 200 al mes en un banco y, además, deben pagar dos impuestos.
El mes pasado, las autoridades aumentaron los límites a las operaciones de canje de primera clase, limitando la cantidad de bonos que los operadores pueden vender en plataformas abiertas y reguladas. Como resultado, la demanda de dólares por parte de los corredores se ha trasladado al mercado OTC.
El nuevo tipo de cambio ahora está comenzando a alejarse del blue-chip que se negocia en plataformas abiertas y que los operadores pueden ver en sus pantallas. El jueves, el peso cotizaba a 178.5 por dólar en el mercado OTC, un 4.2% más débil que en plataformas abiertas.
A medida que la inflación se acelera por encima de un 50% la demanda de dólares en los bancos se está recuperando y aumenta la especulación de que el banco central permitirá una depreciación más rápida del tipo de cambio oficial después de las elecciones. Cerca de 443,000 personas compraron dólares en junio, frente a 304,000 en mayo, según los últimos datos del banco central.