Tres años después, los chinos viven con alivio el primer Año Nuevo Lunar sin restricciones contra la COVID-19, aunque también con cautela por el aumento del número de contagios que vaticinan los expertos en este período festivo.
En 2021 y 2022, los chinos, que acostumbran a volver a sus lugares de origen durante este período festivo, se enfrentaron a restricciones a la movilidad en estas fechas y a recomendaciones de las autoridades de pasar las fiestas en el lugar habitual de residencia, en línea con la entonces vigente política de “cero COVID”.
Algunos simplemente lo consideran una vuelta a la normalidad prepandémica: “Vivo en Cantón (sur) y quiero viajar al norte a ver la nieve. Esperaré a ver qué tal resulta el viaje antes de decir si estoy satisfecha. Si hay demasiada gente, temo quedar decepcionada”, explica a Efe Lam, una habitante cantonesa, en referencia a los gentíos que se suelen formar en los destinos turísticos durante estas fechas y que no fueron habituales en 2021 y 2022.
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Otros testimonios en redes sociales del país muestran satisfacción por poder viajar libremente: “Tres años después, vuelve el ajetreo por el Año Nuevo Lunar; por fin podemos volver a casa. Es síntoma de que nuestras vidas vuelven a encarrilarse hacia la normalidad”, declaraba una usuaria en la red social Weibo.
TEMOR A CONTAGIOS
Pese a que numerosas provincias han calculado que la mayor parte de sus poblaciones ya se han contagiado de COVID-hasta el 90% de sus habitantes en algunos casos-, las autoridades llevan semanas pidiendo precaución ante la posible propagación del virus por los numerosos desplazamientos.
El Ejecutivo pidió a mediados de diciembre a los gobiernos locales que diesen prioridad a los servicios de salud en las zonas rurales, señalando “su relativa escasez de recursos de atención médica” y la cercanía del período festivo, mientras que el presidente chino, Xi Jinping, expresó esta semana su “preocupación” por dichas áreas ante el “regreso de trabajadores y estudiantes”.
El experto local Fang Houmin desaconsejó viajar durante las fiestas a las personas que no se hayan contagiado todavía por la COVID, declaraciones que despertaron críticas en las redes sociales: “Este año solo quiero volver por fin a casa”, lamentaba una comentarista de Weibo, si bien otros internautas sí expresaron su temor a “contagiar a sus familiares”.
El número de desplazamientos por las vacaciones es muy superior al del año pasado pero sigue lejos de los datos previos a la pandemia: este jueves se registraron 46,1 millones de trayectos, un dato que, pese a representar un aumento interanual del 55.1%, es todavía un 44% inferior al registrado en la misma fecha de 2019, último Año Nuevo Lunar antes de la aparición de la COVID.
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Cabe esperar que esto suponga un espaldarazo para los negocios turísticos u orientados al consumo, que figuraron estos últimos años entre los sectores más afectados por el “cero COVID”.
OBJETIVO: IMPULSAR LA ECONOMÍA
Esta semana, los chinos estarán concentrados en sus celebraciones, pero a la vuelta del período festivo el gran reto a nivel nacional es la reactivación de la economía, que este último año sufrió a raíz de las restricciones y los confinamientos: las cifras oficiales reflejaron un crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 3%, lejos del objetivo gubernamental del 5.5% y una de las cifras más bajas en décadas.
Paradójicamente, fue el “cero COVID” el que permitió a China erigirse como la única de las grandes economías mundiales en resistir la embestida de la pandemia en 2020 al crecer un 2.2%, cifra que se elevó al 8.4% al año siguiente.
Sin embargo, la contagiosa variante ómicron pilló a contrapié a las autoridades, que no supieron abandonar a tiempo su estrategia y optaron por redoblar restricciones para tratar en vano de derrotarla.
La consultora británica Capital Economics estimó en un reciente informe que, teniendo en cuenta los indicadores oficiales, la economía china es hoy un 7% más pequeña de lo que habría sido de continuar la tendencia de crecimiento anterior a la pandemia.
Ahora que el “cero COVID” ha desaparecido, “el miedo a ser llevado a cuarentena ha sido sustituido por el miedo a contagiarse”, apunta Capital Economics, que, no obstante, reconoce que la rapidísima propagación del virus -hasta 900 millones de personas se habrían contagiado ya, según un estudio- podría dar lugar a una recuperación más rápida de lo esperado.
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“Las disrupciones (a la actividad económica) están desapareciendo rápidamente. Esto, unido a la tendencia hacia políticas favorables al crecimiento, apunta a que el repunte por la reapertura empezará este mismo trimestre y a que 2023 en su conjunto será más fuerte. Ahora esperamos que China crezca un 5.5% este año”, indicó la consultora.
Fuente: EFE