Siete días después de sus comentarios en la conferencia, Putin firmó un decreto en el que ordena al Gobierno trabajar para cumplir con el Acuerdo de París, pero sin cambiar el objetivo poco ambicioso de Rusia. (Foto: Mikhail KLIMENTYEV / SPUTNIK / AFP).
Siete días después de sus comentarios en la conferencia, Putin firmó un decreto en el que ordena al Gobierno trabajar para cumplir con el Acuerdo de París, pero sin cambiar el objetivo poco ambicioso de Rusia. (Foto: Mikhail KLIMENTYEV / SPUTNIK / AFP).

En medio de una situación imposible sobre inversión verde, la veterana administradora de dinero de mercados emergentes Elena Loven hizo una súplica pública al único hombre que podría ayudar: Vladimir Putin.

Su dilema es uno que aqueja a inversores de todo el mundo con una presión creciente para mantener el dinero de las pensiones y los seguros fuera de las empresas y los países que contribuyen al calentamiento global. Pero, ¿qué hacer si el fondo bajo administración solo puede invertir en un país como Rusia, donde muchas empresas cotizadas se dedican a excavar y vender combustibles fósiles?

La ponderación de las empresas de petróleo, gas y metales en el mercado es tan grande en Rusia que no se pueden evitar esas acciones”, dijo Loven, quien administra US$ 1,100 millones en fondos de acciones de Rusia y Europa del Este en Swedbank Robur, a Putin en un foro en línea de inversión. “Quiero saber cuánto contribuirán las grandes empresas al cumplimiento del Acuerdo de París y los objetivos globales de neutralidad de carbono”.

Su ataque directo se produjo al final de una sesión de preguntas y respuestas de dos horas y media el 29 de octubre, y no fue la primera pregunta sobre las políticas climáticas del cuarto mayor emisor de carbono del mundo. El tema es “muy importante”, dijo Putin, y agregó que las empresas más grandes de Rusia desempeñarán un papel para ayudar al país a lograr sus objetivos climáticos.

Puede que eso no sea un gran consuelo. El Kremlin basa sus compromisos en virtud del Acuerdo de París en un año en el que Rusia era parte de la Unión Soviética y produjo mucha más contaminación que en la actualidad, lo que le permitió aumentar las emisiones de carbono para 2030. El grupo de investigación Climate Action Tracker califica la preparación de Rusia para alcanzar los objetivos de París como “críticamente insuficiente”.

Swedbank Robur busca que toda su cartera administrada esté en línea con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius en el 2025, y cero emisiones para toda la cartera para el 2040.

Las empresas de energía y materiales representan casi el 60% del índice Moex Rusia, en comparación con poco menos del 12% del índice de referencia de mercados emergentes MSCI. Las mayores empresas de energía de Rusia planean expandir la producción en las próximas décadas y, a diferencia de sus pares en Europa, no se han comprometido a realizar la transición a las energías renovables.

El fondo Swedbank Robur Rysslandsfonden que administra Loven tiene 25% de las participaciones en compañías de petróleo y gas, y las acciones bancarias constituyen la segunda mayor participación. El fondo ha obtenido una rentabilidad del 8.2% en los últimos tres años, superando al 84% de sus pares, según datos compilados por Bloomberg.

Siete días después de sus comentarios en la conferencia, Putin firmó un decreto en el que ordena al Gobierno trabajar para cumplir con el Acuerdo de París, pero sin cambiar el objetivo poco ambicioso de Rusia.

Loven, quien creció en Moscú y ha administrado fondos de Rusia y Europa del Este en Suecia durante la mayor parte de los últimos 15 años, dijo en una entrevista telefónica la semana pasada que la respuesta de Putin a su pregunta muestra que el gobierno está haciendo “intentos sinceros” para mejorar. Pero agregó que Rusia aún está lejos de adherirse al Acuerdo de París, que exige que las empresas abandonen los combustibles fósiles.

En Europa es bastante sencillo: no se puede invertir en una empresa de combustibles fósiles a menos que haya prometido y tenga una agenda clara para transformarse en algo más sostenible”, dijo. “Para un inversor que se centra en factores medioambientales, sociales y de gobernanza, Rusia se está volviendo cada vez menos atractivo”.