La Academia Nacional de Ciencias Alemana, conocida como la Leopoldina, considera “asumibles” las consecuencias que tendría una interrupción del suministro de gas ruso, bien como consecuencia de las sanciones, o como reacción de Rusia a las mismas.
En un estudio al que han tenido acceso medios alemanes la Leopoldina llega a conclusiones contrarias a las manifestadas por el canciller alemán, Olaf Scholz, y la Confederación de la Industria Alemana (BDI), según las cuales una alternativa al gas ruso no se puede encontrar de la noche a la mañana.
“Los responsables políticos subestiman que ante un alza de los precios los consumidores y los precios buscarán otras fuentes de energía y procurarán reducir el consumo”, dijo el economista Moritz Schularick, de la Universidad de Bonn, uno de los autores del estudio.
En su estudio la Leopoldina pide un mecanismo rápido europeo y dice que sería “irresponsable” reaccionar solo cuando el suministro se interrumpa.
Un embargo traería costes pero, según el estudio, Alemania tiene margen para asumirlos.
Un embargo le costaría corto plazo al Producto Bruto Interno (PBI) alemán entre el 0.5% y el 3%. En el 2020, a causa de la pandemia, el PBI alemán cayó un 4.5%.
Los costes serían de entre 100 y 1,000 euros anuales por habitante.
El estudio adquiere ahora más relevancia después de Moscú amenazase con cortar el suministro de gas a través del gasoducto Nord Stream I como reacción a las sanciones impuestas tras la agresión a Ucrania.
Desde la agresión a Ucrania y los tres paquetes de sanciones de la UE y Estados Unidos a Rusia los precios de esa energía fósil se han disparado y han llegado hasta 330 euros por megavatio hora después de que a comienzos del año estuvieran en 60 euros MG/h.
El barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, cuesta casi US$ 140, el precio más alto alcanzado desde el 2008.
Mientras que Estados Unidos ya plantea un embargo al gas y al petróleo ruso, Alemania se ha mostrado reacia a ello.
El estudio de la Leopoldina, en que participaron economistas como Veronika Grimm y expertos en el cambio climático como Otmar Edenhöfer, sostiene que la posibilidad cubrir con importaciones de gas natural licuado (GNL) el corte de suministros debe ser solo parte de la estrategia.
El GNL llegaría a Europa por barco y alcanzaría para generar 1,100 teravatios hora. Con el gas ruso se generan 1,768 TW/h.
Además, faltan capacidades de transporte, por lo que es importante emprender negociaciones con exportadores de gas líquido como Japón y Corea del Sur.
La Leopoldina recomienda llenar los depósitos de gas en el verano, para tener una oferta suficiente y evitar que el consorcio estatal ruso Gazprom pueda dictar los precios cuando llegue el próximo invierno.
Además, se puede aumentar a corto plazo el uso del carbón en la generación de energía, lo que traería costos en la emisión de certificados de CO2. Sin embargo, los autores rechazan cuestionar la meta de abandonar el uso del carbón en el 2030.