Decenas de perros del aeropuerto de Kabul, abandonados durante las caóticas evacuaciones tras el regreso de los talibanes al poder en Afganistán, se preparan para volver al trabajo.
La mayoría de los perros, algunos especializados en buscar explosivos, fueron encontrados, según sus nuevos dueños, en la sección del aeropuerto controlada por el ejército estadounidense, que abandonó Afganistán el 30 de agosto tras 20 años en el país.
“Cuando vi que se iban [los soldados estadounidenses], vine a salvar a los perros”, dijo a la AFP Hewad Azizi, empleado de una empresa encargada de la seguridad en el aeropuerto.
Cuando llegó, encontró a 30, la mitad de ellos en la zona controlada por las fuerzas estadounidenses. Los demás estaban en áreas gestionadas por las antiguas fuerzas de seguridad afganas.
Todos están siendo alimentados, atendidos y entrenados por Hewad Azizi y sus colegas en los locales del centro de formación de su empresa, dos contenedores de transporte situados frente a los hangares utilizados durante años por el ejército estadounidense.
La organización de defensa de los animales PETA acusó a la administración estadounidense de haber abandonado a varias decenas de perros tras su retirada.
PETA hizo un solemne llamamiento al presidente Joe Biden para que repatriara a los animales, citando la situación de unos 60 perros detectores de explosivos “sentados en jaulas en la pista del aeropuerto” y de otros 60 animales especializados “encerrados en una perrera en un hangar del aeropuerto, sufriendo calor, sin acceso satisfactorio a la comida o al agua”.
Entrenamiento diario
El Pentágono rechazó estas acusaciones y aseguró que las fotografías publicadas en las redes sociales mostraban a perros de un refugio afgano y no a animales bajo la responsabilidad del ejército estadounidense.
“Contrariamente a las informaciones inexactas, el ejército de Estados Unidos no dejó a perros en jaulas en el aeropuerto internacional Hamid Karzai, y en particular no los llamados perros militares”, dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby.
Ahora la prioridad para Hewad Azizi y sus colegas es preparar el equipo canino para la próxima reapertura del aeropuerto.
“Los hemos entrenado para ver” qué pueden hacer exactamente, dijo Azizi, y explicó que se dio cuenta de que eran “perros rastreadores de explosivos”.
Su favorito es Rex, un malinois marrón oscuro, al que saca a pasear todos los días, a pocos metros de tres viejos aviones de la fuerza aérea afgana.
En esta pequeña parcela de tierra llena de casquillos y raciones vacías de comida estadounidense, esconde una caja que huele a explosivos. Unos segundos después, Rex vuelve con la caja y recibe como recompensa una pelota para jugar.
Tras dos semanas de vacaciones forzadas, el equipo canino podría volver pronto a la acción.
Desde hace varios días, la actividad vuelve lentamente a la pista del aeropuerto. Tras dos chárter la semana pasada, el lunes aterrizó un vuelo comercial procedente de Islamabad, por primera vez desde que los talibanes tomaron el control del país el 15 de agosto.