Sin que lo notemos, algunos hábitos aparentemente inofensivos pueden acelerar el proceso de envejecimiento a medida que envejecemos. Es común caer en rutinas a partir de los 60 años que, lejos de ayudar, nos roban vitalidad y salud. Aunque experimentar cambios con la edad es normal, cumplir años no significa aceptar la pérdida de calidad de vida. Los expertos afirman que una serie de problemas relacionados con la vejez pueden evitarse mediante pequeñas modificaciones en nuestra vida diaria. En Gestión Mix, te explico qué hábitos cotidianos puedes estar adoptando a lo largo de los años sin que te des cuenta y cómo eliminarlos.
Hábitos que más envejecen a partir de los 60 años
Cumplir 60 años no significa rendirse ante el envejecimiento. Muchas de las rutinas diarias que realizamos sin pensar pueden estar acelerando el proceso de envejecimiento sin que lo notemos. Pequeños cambios en nuestros hábitos pueden marcar una gran diferencia en nuestra salud y calidad de vida. Mantente activo, socializa, cuida tu sueño y tu alimentación, y no subestimes el poder de mantener la mente y el cuerpo en movimiento. ¡Tu versión más joven y saludable aún está por descubrirse!
1. Pasarte el día sentado
Uno de los errores más comunes a medida que envejecemos es el sedentarismo. Pasar largas horas sentado, ya sea mirando la televisión, usando el móvil o simplemente sin hacer nada, aumenta el riesgo de padecer problemas de salud en un 3% por cada hora adicional que pasamos sin movernos. La evidencia científica muestra que las personas mayores de 60 años que se mantienen activas tienen un menor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, cáncer y deterioro cognitivo.
¿La solución? No necesitas grandes desafíos físicos para mejorar tu salud. Caminar 30 minutos al día a paso ligero puede marcar una diferencia significativa. Incluso a los 70 años, 20 minutos diarios de actividad física pueden reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ayudarte a mantenerte joven.
2. No hacer entrenamiento de fuerza
A medida que envejecemos, nuestros huesos y músculos se debilitan, lo que afecta la coordinación y aumenta el riesgo de caídas. Realizar ejercicios de fuerza al menos dos veces por semana puede ayudar a mantener la masa muscular y fortalecer los huesos, reduciendo así la fragilidad.
Incorporar ejercicios con peso o incluso actividades simples como subir escaleras o cargar las bolsas de la compra pueden ser efectivos. La clave es mantenerse constante y no subestimar el impacto positivo que estas rutinas tienen en nuestro bienestar general.
3. Descuidar la vida social
La vida social activa es un pilar fundamental para una vejez saludable, tanto física como mentalmente. Estudios recientes han demostrado que las personas mayores con hobbies y una vida social activa tienen menores niveles de depresión, mejor salud general y mayor satisfacción con la vida. En las llamadas “zonas azules”, donde se concentran algunas de las poblaciones más longevas del mundo, la vida social es un elemento común entre sus habitantes.
Sin embargo, la soledad y el aislamiento se han relacionado con un peor desarrollo cognitivo y un impacto en la salud comparable al de fumar. Pasar tiempo con amigos y familiares no es solo un placer, sino una necesidad para mantenernos jóvenes por dentro y por fuera.
4. Dormir mal
El sueño de calidad es esencial para mantenernos sanos a cualquier edad, pero aún más después de los 60. Dormir menos de 7-8 horas por noche no solo afecta nuestro estado de ánimo, sino que compromete nuestro sistema inmunológico y nuestras funciones cognitivas. Investigaciones de la Universidad de Stanford han encontrado que la calidad del sueño es uno de los factores más importantes en la esperanza de vida.
Dormir bien puede añadir hasta cinco años de vida, por lo que establecer una rutina de sueño, evitar pantallas antes de acostarse y crear un ambiente relajante en el dormitorio son pasos simples pero poderosos para mejorar la salud.
5. No mantener tu mente activa
El cerebro también envejece, y si no lo ejercitamos, sus capacidades se ven reducidas con el tiempo. A partir de los 60 años, mantener la mente activa se vuelve crucial. Ejercicios mentales como leer, resolver crucigramas, jugar al ajedrez o simplemente intentar memorizar cosas cotidianas pueden marcar una gran diferencia.
Además, la interacción social y los pasatiempos que desafían nuestra mente pueden protegernos contra el deterioro cognitivo. No subestimes el poder de mantenerte mentalmente activo: tu cerebro te lo agradecerá.
6. No preocuparte por tu peso
Con el paso de los años, el metabolismo se ralentiza, y mantener un peso saludable se vuelve más complicado. A partir de los 60, es importante ajustar la dieta y aumentar la actividad física para evitar el aumento de peso, especialmente la grasa abdominal, que se asocia con mayores riesgos de enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer.
Cuida lo que comes y mantente en movimiento; es la fórmula más simple para mantener un peso saludable y reducir los riesgos para tu salud.
7. No cuidar tu alimentación
La alimentación juega un papel clave en cómo envejecemos. Consumir alimentos altos en azúcares, grasas saturadas y calorías vacías contribuye a la inflamación, el envejecimiento prematuro y el riesgo de enfermedades graves. La comida chatarra, lejos de ser solo una indulgencia, puede dañar tu piel, tu cerebro y tu corazón.
Opta por una dieta balanceada y rica en nutrientes que incluya frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables. No solo te sentirás mejor, sino que tu cuerpo también lo reflejará.