Japón cuenta con cerca de 10 millones de casas abandonadas, conocidas como ‘akiya’, gratuitas o con precios que oscilan entre los 5.000 y los 100.000 euros, una oportunidad de inversión para propietarios extranjeros que buscan asentarse en el país asiático. Este es el caso de Anton Wörmann, un modelo de 31 años nacido en Estocolmo, que ha convertido este tipo de casas no sólo en su hogar, sino también en su negocio y se dedica a asesorar a otros extranjeros que quieren hacer lo mismo a través de su canal de YouTube y su nuevo libro, donde explica cómo ganar dinero renovando viviendas abandonadas en Japón.
“No soy rico y no puedo comprar una casa de diseño, y creo que esta casa tiene carácter e historia y uno se siente bien pudiendo preservarla”, explica en una entrevista con EFE en una de las casas que él mismo ha renovado.
La vivienda en cuestión es una casa de 88 años, dos plantas y 90 metros cuadrados situada en el céntrico distrito de Sangenjaya, que llevaba diez años vacía tras la muerte de su anterior propietario, y que Wörmann compró a sus cuatro herederos y ha renovado combinando estilo japonés y nórdico.
El proyecto le llevó más de 1.500 horas a lo largo de un año y tuvo un coste de unos 50.000 euros, concluyendo con un espacio diáfano y acabados en madera, un estilo que contrasta con el de nuevas edificaciones en Japón, que suelen estar prefabricadas y no han sido diseñadas para aguantar más de varias décadas.
Al preguntar sobre su consejo a otros extranjeros, Wörmann lo tiene claro: “lo más importante es que pasen tiempo en Japón primero. Si sólo puedes venir durante unas semanas, ¿por qué comprarte una casa de la que no te puedes ocupar?”.
Para él, encontrar una ‘akiya’ en la que invertir supone un trabajo de investigación, donde va casa por casa preguntando a sus vecinos por aquellas viviendas donde parece no vivir nadie, algo que se puede hacer sólo si “aportas también algo a la comunidad”.
Un mercado en expansión
El 10 % de la población japonesa supera ya los 80 años, según los últimos datos del Ministerio del Interior, por lo que se espera que más y más ‘akiyas’ queden abandonadas no sólo en pequeños pueblos, sino también en grandes ciudades como Tokio.
Esto supone un problema ya que si las viviendas se abandonan durante demasiado tiempo pueden quedar inservibles o resultar peligrosas para vecinos. “Llega un punto en el que la casa ya no se puede recuperar y hay que derribarla”, señala Wörmann.
Con vistas a evitar este punto de no retorno nació la empresa Akiya & Inaka en agosto de 2020, en un momento en que muchas personas buscaban un refugio asequible en el campo durante la pandemia.
“Habíamos pasado años investigando el problema de las casas vacías en Japón y sentíamos que esta podría ser una manera de animar a la gente a explorar más allá de las zonas metropolitanas”, explica a EFE Parker J. Allen, cofundador de la empresa.
Esta compañía ha ayudado a centenares de clientes a encontrar una ‘akiya’ que se ajuste a sus necesidades y presupuestos, en un país donde resulta muy complicado comprar una propiedad si no se es residente permanente.
“Hemos encontrado propiedades en cimas de montañas para aquellos que desean escapar de los veranos húmedos, propiedades junto a la playa para los amantes del mar y casas rurales bucólicas para los amantes de la naturaleza. Cada cliente tiene una idea de cuál sería su casa perfecta y nuestro trabajo es ayudar en el proceso de compra”, afirma.
La mayor parte de los clientes de Akiya & Inaka tienen un presupuesto de entre 10 y 30 millones de yenes (61.000 a 185.000 euros) y prefieren no involucrarse en grandes trabajos de renovación. “Si bien muchas personas buscan casas baratas en Japón, la realidad es que obtienes lo que pagas”, explica el empresario.
Según una encuesta de 2018 del Gobierno japonés, en ese momento había más de 8 millones de casas calificadas como ‘akiya’, mientras que las estimaciones recientes se acercan a los 10 millones, lo que significa que cerca de un 12,9 % de las viviendas en Japón se consideran ya abandonadas.
El Instituto de Investigación del país asiático predice también que si sigue la trayectoria actual, para 2038 el 30 % de las viviendas en Japón quedarán abandonadas, con unos 22 millones de propiedades.
“Muchas de estas viviendas no están en condiciones de venderse, mientras que otras no están en el mercado por diversas razones, por lo que el Gobierno debería alentar a compradores y vendedores para ayudar a solventar el problema”, concluye J. Allen.