Anthony Ramos como el Mayor Daniel Gonzalez en la película "Una casa de dinamita" (Foto: Netflix)
Anthony Ramos como el Mayor Daniel Gonzalez en la película "Una casa de dinamita" (Foto: Netflix)

Kathryn Bigelow, ganadora del Óscar por “The Hurt Locker”, vuelve a ponerse detrás de la cámara tras ocho años de pausa. Su nueva película, “Una casa de dinamita” (“A House of Dynamite” en su idioma original), marca además su primera alianza con Netflix. Desde su estreno en el Festival de Venecia, la cinta ha generado comentarios intensos y divididos, sin dejar indiferente a nadie.

La película, protagonizada por Rebecca Ferguson, Idris Elba, Jared Harris, Anthony Ramos y Gabriel Basso, es un thriller político sobre la inminencia de un ataque nuclear en Estados Unidos. Su trama transcurre en apenas veinte minutos —repetidos desde diferentes puntos de vista—, lo que la convierte en una experiencia tensa, casi física. Pero, ¿qué está diciendo la crítica sobre esta nueva apuesta de Bigelow?

Rebecca Ferguson como Olivia Walker en la película de acción "Una casa de dinamita" (Foto: Netflix)
Rebecca Ferguson como Olivia Walker en la película de acción "Una casa de dinamita" (Foto: Netflix)

LAS OPINIONES DE LOS CRÍTICOS

Un regreso que deja sin aliento

, David Rooney describe “Una casa de dinamita” como “un thriller implacable y controlado” que te deja tambaleando al final. Según él, Bigelow vuelve en plena forma, combinando la tensión de “The Hurt Locker” con el realismo de “Zero Dark Thirty”. También destacó el ritmo casi militar del montaje de Kirk Baxter y la fotografía nerviosa de Barry Ackroyd, quienes logran sumergirnos en un estado de alerta constante.

Para Rooney, la película no es tanto sobre la guerra, sino sobre el miedo a la guerra. Y eso se siente: Bigelow construye una atmósfera que te oprime, donde cada decisión parece tener un costo moral enorme.

Peter Bradshaw: “Una pesadilla nuclear hecha arte”

El crítico Peter Bradshaw,, también se rindió ante la película, describiéndola como un “test de ansiedad cinematográfica”. Para él, Bigelow aborda uno de los temas que el cine suele evitar: la posibilidad real de un ataque nuclear. También comparó la película con los clásicos del género, desde “Dr. Strangelove” hasta “Fail Safe”, y asegura que “Una casa de dinamita” “hace que uno mire la pantalla con los nudillos blancos”.

Bradshaw elogia especialmente a Rebecca Ferguson como la capitana Olivia Walker, una analista que intenta mantener la calma mientras el mundo parece colapsar. El crítico británico considera que Bigelow logra algo difícil: convertir la burocracia militar y los protocolos nucleares en pura tensión emocional.

Stephanie Zacharek: “El fin del mundo en 20 minutos”

Por su parte, Stephanie Zacharek, , escribió una crítica profundamente emocional. Ella dice que la película “te deja con algo moviéndose dentro, más allá de si la consideras buena o mala”. Para Zacharek, “Una casa de dinamita” no tiene héroes ni villanos y eso la hace aún más inquietante.

La periodista destaca el guion de Noah Oppenheim, quien fue presidente de NBC News antes de escribir para cine. Según Zacharek, su enfoque casi periodístico dota al relato de un realismo que desarma. Cada personaje, desde el presidente interpretado por Idris Elba hasta el joven oficial interpretado por Anthony Ramos, refleja una humanidad frágil y contradictoria.

Idris Elba como el presidente de Estados Unidos en la película "Una casa de dinamita" (Foto: Netflix)
Idris Elba como el presidente de Estados Unidos en la película "Una casa de dinamita" (Foto: Netflix)

No todas las críticas fueron favorables

Claro, no todos los críticos quedaron deslumbrados. Owen Gleiberman, tuvo una visión bastante más fría. Aunque reconoce la ambición de Bigelow, considera que la película “quiere ser seria, pero termina atrapada entre el realismo y el melodrama”. Para él, el formato repetitivo —mostrar el mismo evento tres veces desde distintos ángulos— pierde fuerza hacia el final.

Gleiberman también cuestiona la actuación de Idris Elba como presidente, argumentando que su interpretación resulta “demasiado relajada” para el peso del conflicto. Sin embargo, incluso en su reseña crítica, admite que el mensaje central —la fragilidad del mundo ante la amenaza nuclear— es poderoso y relevante.