
A la hora de comprar fruta en el supermercado, casi siempre dejamos que nos guíe la vista: buscamos la que luce con mejor color y aspecto. Lo que quizá no sabemos es que esa impresión no siempre depende solo de la propia fruta, sino también de pequeños trucos que buscan resaltar sus tonos.
Supermercados y productores los conocen bien y los utilizan para hacer más atractivos sus productos. Uno de ellos está en la malla que envuelve algunas frutas, capaz de hacernos percibirlas como más intensas de lo que realmente son.
En el caso de las naranjas, por ejemplo, la nutricionista Beatriz González, conocida en TikTok como @bea_gonfer, explica que no se envasan en mallas rojas por casualidad. Ese color se utiliza de forma intencionada porque potencia el tono anaranjado de la fruta y la hace parecer más apetecible a los ojos del consumidor. Es un truco sencillo, pero muy efectivo, que aprovecha un efecto visual estudiado: la ilusión de Munker, un fenómeno en el que el color de un objeto se altera según los colores que lo rodean
La ilusión de Munker-White
El fenómeno se conoce como ilusión de Munker-White y fue descrito por Hans Munker, profesor de Ingeniería en la Universidad de Texas (Estados Unidos) y especialista en ilusiones ópticas. Su principio es sencillo: nuestro cerebro no interpreta los colores de forma aislada, sino en función de los tonos que los rodean. De ahí que un mismo color pueda parecer más rojizo, amarillento o intenso dependiendo del contexto. Es lo que ocurre con las naranjas envasadas en mallas rojas: parecen más naranjas de lo que realmente son, aunque su color no cambie.
Este efecto está relacionado con la ilusión de White, otro engaño visual que no altera tanto los colores como el brillo. Mientras la de Munker modifica nuestra percepción cromática, la de White juega con luces y sombras para hacernos ver diferencias de luminosidad que en realidad no existen. Ambas se apoyan en la misma idea: el contexto visual puede engañar a nuestros ojos con facilidad.
El diseñador Michael Novick lo explicaba en unas declaraciones recogidas por Verne: “El sistema visual humano tiene una mayor agudeza para las formas que para el color. Mientras las formas se ven nítidas, sus colores se mezclan con los de alrededor y se modifican”. Y ponía un ejemplo muy gráfico: “unas rayas azules sobre un círculo amarillo tienden a hacer que el círculo parezca verde”, aunque el color real sea el mismo.
Este recurso no se limita a las naranjas. Como recuerda González en su vídeo, también se utilizan mallas de colores estratégicos en cebollas, ajos o limones, siempre con el mismo objetivo: hacer que los productos parezcan más atractivos. Además del ámbito alimentario, la ilusión de Munker se aplica en diseño gráfico y publicidad para captar la atención y potenciar la apariencia de todo tipo de objetos.