Este problema tiene solución y no requiere experiencia ni productos específicos. (Foto: Lisa from Pexels)
Este problema tiene solución y no requiere experiencia ni productos específicos. (Foto: Lisa from Pexels)

Las velas, que durante siglos fueron la principal fuente de luz en los hogares, hoy se han convertido en un elemento decorativo imprescindible. Aportan calidez, ambiente y una sensación de hogar difícil de conseguir con otro tipo de iluminación. Sin embargo, en ocasiones, tras encenderlas varias veces, empiezan a hundirse por el centro y a consumirse de forma desigual, formando un hueco profundo que hace que dejen de iluminar correctamente. ¿Por qué sucede esto?

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Se trata del conocido “efecto túnel”, un problema que no solo afecta a la estética de la vela, sino que reduce su vida útil y deja sin quemar buena parte de la cera. Es más frecuente de lo que parece y no siempre tiene que ver con la calidad de la vela, sino con la forma en la que se quema.

¿Por qué sucede?

La causa más habitual es un primer quemado demasiado breve, tal y como explica la tienda especializada Chunky Wax Candles en su perfil de TikTok (@chunkywaxcandles). Si al encenderla por primera vez la apagamos antes de que la cera se derrita hasta los bordes del recipiente, la vela adquiere una especie de “memoria” y tiende a quemarse igual en usos posteriores.

También puede ocurrir cuando la mecha es demasiado pequeña para el tamaño del contenedor o cuando las corrientes de aire desvían la llama y hacen que la cera se funda de manera desigual.

El truco del papel de aluminio para arreglarla

La buena noticia es que este problema tiene solución y no requiere experiencia ni productos específicos. El método que comparten en TikTok consiste en recortar una hoja de papel de aluminio y envolver la parte superior de la vela formando un pequeño cilindro, dejando un hueco estrecho en la parte superior a modo de chimenea.

El aluminio actúa como un reflector que mantiene el calor dentro del recipiente y ayuda a derretir los bordes de cera que habían quedado duros. Con el calor distribuido de forma uniforme, la superficie vuelve a nivelarse y la cera queda lisa cuando enfría. En apenas unos minutos, la vela recupera su forma original y puede seguir utilizándose con normalidad.

Cómo evitar que vuelva a ocurrir

Si quieres que la vela no vuelva a hundirse, conviene recordar un par de pautas sencillas:

  • Primer encendido largo. Es fundamental dejarla arder hasta que toda la superficie esté completamente líquida, de borde a borde. Dependiendo del tamaño, puede tardar entre una y tres horas.
  • Mecha ajustada. Si está demasiado corta, la llama no tendrá fuerza para extender el calor; si es muy larga, generará humo y consumirá la cera demasiado rápido. Recortarla ligeramente antes de cada uso ayuda a un quemado uniforme.
  • Evita las corrientes de aire. Incluso un pequeño movimiento de la llama puede hacer que la cera se funda de manera desigual.
  • Colócala en una superficie nivelada. Una vela inclinada quemará la cera hacia un solo lado.

Si el túnel es muy profundo y apenas queda mecha expuesta, puede resultar más complicado recuperarla, aunque no imposible. Algunos artesanos recomiendan utilizar un calentador de velas o un dispositivo que derrite la cera desde arriba sin necesidad de encender la llama. Aun así, en la mayoría de los casos el truco del papel de aluminio es suficiente para salvarla.

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