Detrás de la forma de las alcantarillas hay toda una lección de geometría. (Foto: Freepik)
Detrás de la forma de las alcantarillas hay toda una lección de geometría. (Foto: Freepik)

Puede parecer un detalle sin importancia, pero detrás de la forma de las alcantarillas hay toda una lección de geometría. La creadora de contenido y profesora de matemáticas Laura (@laurimathteacher) lo explica en un vídeo de Instagram que ha despertado la curiosidad de muchos usuarios: las tapas son redondas porque un círculo es la única figura que no puede caerse dentro de sí misma.

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Laura lo resume con un ejemplo muy visual: si la tapa fuera cuadrada, rectangular o triangular, bastaría girarla un poco para que alguno de sus ángulos pudiera colarse por la abertura. En cambio, con una tapa circular eso nunca ocurre. “Da igual cómo la coloques -explica-, el diámetro siempre va a ser el mismo y nunca se caerá dentro”.

Además de su seguridad, la forma circular tiene otras ventajas prácticas. Mover una tapa redonda resulta más sencillo, ya que puede rodarse sin necesidad de levantarla, algo especialmente útil si está hecha de hierro y pesa varios kilos.

También resiste mejor la presión del terreno, porque la fuerza se reparte de manera uniforme en todas direcciones, y no importa la orientación al colocarla, siempre encaja perfectamente.

Otras formas de tapas de alcantarillas

Aunque las redondas son las más comunes, no son las únicas que existen. En algunas calles pueden verse también tapas cuadradas o rectangulares, utilizadas sobre todo en accesos menos profundos o en puntos donde se necesita un registro rápido del sistema de saneamiento.

Estas cubiertas suelen colocarse sobre arquetas o pequeños depósitos que distribuyen el agua, por lo que el riesgo de que una tapa se caiga dentro es prácticamente nulo. Además, su peso es una medida de seguridad adicional: al estar fabricadas en metal, resultan difíciles de mover sin herramientas, evitando que personas no autorizadas puedan manipularlas.