
En los últimos meses, un misterioso visitante del espacio profundo captó la atención de expertos, agencias espaciales de todo el mundo y aficionados a la astronomía.
Se trata del objeto interestelar 3I/ATLAS, un cuerpo celeste que no pertenece a nuestro sistema solar y que, según los expertos, podría cambiar nuestro entendimiento del universo y del origen de la vida. Su comportamiento es descrito como “inexplicable” y las señales que emite no se habían visto nunca en la naturaleza.
Este cometa, clasificado como interestelar porque proviene de más allá de nuestro Sol, fue detectado por el telescopio ATLAS y catalogado como “3I” por ser el tercer objeto de este tipo observado en la historia.
Lo que lo hace tan especial es que no sigue una órbita elíptica como los cometas tradicionales, sino una trayectoria hiperbólica. Dicho de forma sencilla: llegó desde otra región de la galaxia y pronto abandonará el sistema solar para no regresar jamás.

A diferencia de los cometas normales, formados por hielo, polvo y minerales comunes en nuestro entorno estelar, el 3I/ATLAS contiene materiales que no encajan con ningún otro cuerpo observado.
Los telescopios detectaron una emisión constante de níquel puro sin hierro, algo que no ocurre naturalmente en los cometas de nuestro sistema solar. Semanas atrás, se informó que este metal solo se encuentra en condiciones extremas o a través de procesos industriales humanos, lo que aumentó aún más el misterio.
Además, el 3I/ATLAS libera aproximadamente cuatro gramos de níquel por segundo, formando un compuesto llamado tetracarbonilo de níquel, utilizado en la manufactura moderna. Este fenómeno jamás se había visto de forma natural en el espacio.
Para algunos científicos, como el reconocido astrofísico Avi Loeb de la Universidad de Harvard, este comportamiento podría ser una señal de que estamos ante un objeto artificial o el fragmento de una estructura tecnológica interestelar.

Su recorrido es otro factor que desconcierta a los astrónomos. En lugar de formar la clásica cola que apunta en dirección opuesta al Sol, el objeto está emitiendo un chorro de gas y polvo directamente hacia el Sol, algo nunca antes registrado.
Posteriormente, se dio a conocer que la “anti-cola” pasó a ser una cola convencional, algo muy inusual que llevó a algunos expertos a considerar la posibilidad de una “maniobra controlada” en la estructura del cometa.
Algunos expertos creen que 3I/ATLAS podría ofrecer pistas sobre la formación de otros sistemas planetarios y la existencia de vida en otras partes del universo. Si este objeto contiene materiales que no se forman naturalmente en nuestro entorno, podríamos estar a punto de descubrir evidencias de procesos extraterrestres avanzados.
Para muchos investigadores, el paso del 3I/ATLAS no es un evento astronómico más, sino un acontecimiento histórico.

“Hace un par de días se estimó que este objeto podría haberse formado hace siete mil quinientos millones de años”, explicó Brian Cox, profesor de física de partículas en la Universidad de Mánchester, en conversación con la BBC.
“Eso significa que se creó antes de que existieran la Tierra y el Sol, y ha estado viajando a través de la galaxia durante todo ese tiempo”, agregó.
El experto también destacó el increíble avance científico que ha tenido la humanidad: “Lo que me resulta realmente notable es que hace solo 400 años aún debatíamos si la Tierra giraba alrededor del Sol. Y ahora hemos enviado naves espaciales a los planetas que Kepler observaba, y estamos tomando fotografías de cometas interestelares desde la superficie de otros planetas. Eso, para mí, es una historia extraordinaria.”
El estudio del 3I/ATLAS podría marcar un antes y un después en la ciencia moderna, revelando si la vida y los planetas pueden surgir en otros rincones del universo.






