
Una notable preocupación recorre el sector educativo desde que, hace pocas semanas, el presidente Donald Trump diera a conocer una nueva política. Esta consiste en retirar fondos federales a universidades donde se permitan “protestas ilegales”, una decisión fundamentada en denuncias de antisemitismo en ciertos campus tras demostraciones pro-palestinas el año anterior. Según ha declarado el presidente de Estados Unidos, quienes él considera “agitadores” serán encarcelados o expulsados del país, y los alumnos estadounidenses podrían ser expulsados de forma definitiva o detenidos, dependiendo de la seriedad de sus actos.
El Departamento de Educación ha emitido cartas a varias universidades, instándolas a tomar medidas para proteger a los estudiantes judíos o enfrentar “posibles acciones coercitivas”. Algunas instituciones han recibido congelaciones de fondos federales tras no cumplir con estas demandas. Este panorama ha generado un ambiente de incertidumbre y tensión en el entorno académico.
En respuesta, cientos de rectores y funcionarios de algunas casas de estudio han firmado una carta en protesta por la intervención del gobierno en la vida universitaria. Entre ellos se encuentran los presidentes y decanos de universidades como Brown, Princeton, Columbia, la Universidad de Hawái y Harvard, que incluso ha presentado una demanda contra el gobierno. Estos líderes defienden la autonomía universitaria y rechazan la intromisión gubernamental en la educación superior.
Además, la administración Trump ha intensificado su control sobre los estudiantes internacionales. En las últimas semanas, más de 300 visas de estudiantes han sido revocadas por el Departamento de Estado, principalmente en universidades del sur de EE.UU. Esta medida ha afectado a estudiantes de intercambio y recién graduados, generando preocupación por la libertad académica y la diversidad en los campus.

UNIVERSIDADES AFECTADAS POR LOS RECORTES FEDERALES
A continuación, se presenta un listado de las universidades que han sido directamente afectadas por la suspensión de fondos federales:
- Harvard University: Enfrenta una demanda por parte del gobierno y ha visto congelados fondos federales destinados a investigación y proyectos de diversidad.
- Columbia University: Se le han cancelado US$400 millones en subvenciones y contratos federales debido a acusaciones de no abordar adecuadamente el antisemitismo en su campus.
- Princeton University: Al igual que Harvard, ha rechazado fondos federales en el pasado debido a preocupaciones sobre la intervención política en la educación superior.
- Brown University: Ha sido firmante de la carta en protesta por la intervención gubernamental en las universidades.
- University of Pennsylvania: También se encuentra entre las instituciones que han recibido cartas del Departamento de Educación instándolas a tomar medidas contra el antisemitismo.
- Northwestern University: Ha sido mencionada en investigaciones relacionadas con el trato a estudiantes judíos durante protestas en su campus.
- University of California, Berkeley: Está siendo investigada por el gobierno por posibles violaciones en la divulgación de fondos extranjeros, especialmente en relación con una colaboración con la Universidad de Tsinghua en China.

REACCIÓN DE LAS UNIVERSIDADES Y DEFENSA DE LA AUTONOMÍA ACADÉMICA
Ante estas medidas, las universidades afectadas han expresado su rechazo y preocupación. Harvard, por ejemplo, ha presentado una demanda contra el gobierno, argumentando que la intervención en la autonomía universitaria es inconstitucional. En una carta conjunta, más de 150 líderes universitarios han denunciado la “interferencia política sin precedentes” en la educación superior.
Estas acciones reflejan una creciente tensión entre el gobierno federal y las instituciones académicas, poniendo en juego principios fundamentales como la libertad de expresión y la autonomía universitaria.
IMPACTO EN LOS ESTUDIANTES INTERNACIONALES
Además de los recortes de fondos, la administración Trump ha revocado más de 300 visas de estudiantes internacionales, principalmente en universidades del sur de EE.UU. Esta medida ha afectado a estudiantes de intercambio y recién graduados, generando incertidumbre sobre su estatus migratorio y su futuro académico.
Estas acciones han sido interpretadas como un intento de controlar la diversidad y la libertad académica en los campus universitarios, afectando negativamente a la comunidad estudiantil internacional.