Este problema tan desagradable no se trata de suciedad o de un mal aclarado. (Foto: cottonbro studio / Pexels)
Este problema tan desagradable no se trata de suciedad o de un mal aclarado. (Foto: cottonbro studio / Pexels)

Seguramente alguna vez te has dispuesto a beber de un vaso recién lavado y, para tu sorpresa, has notado un desagradable olor a huevo. Aunque pueda parecer un fallo en la limpieza o un exceso de detergente, la causa va mucho más allá de lo doméstico: tiene base científica.

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El chef y divulgador Heinz Wuth (), conocido por combinar ciencia y cocina en sus vídeos, explica que el responsable es un gas natural, el ácido sulfhídrico, cuya presencia -inofensiva en pequeñas cantidades- puede convertir un simple vaso de agua en una pequeña reacción química.

La razón por la que aparece el mal olor

El mal olor se genera cuando bacterias presentes en el agua consumen sulfatos y liberan el gas como desecho. Este proceso ocurre con mayor frecuencia cuando los vasos se dejan boca abajo para secarse, atrapando el aire húmedo en su interior.

El fenómeno también es habitual en zonas con aguas duras, es decir, aquellas con un alto contenido de calcio y magnesio. Estos minerales, al reaccionar con los compuestos de azufre presentes en el agua, intensifican el olor.

No se trata, por tanto, de suciedad o de un mal aclarado, sino de una reacción natural entre los minerales y la falta de ventilación durante el secado.

Cómo evitarlo

El experto propone una serie de medidas sencillas para evitar que los vasos adquieran ese característico olor a huevo. La primera consiste en enjuagar bien los vasos después de lavarlos, asegurándose de eliminar cualquier resto de jabón o de sales minerales que puedan quedar en el vidrio. Estos residuos, imperceptibles para la vista humana, pueden favorecer a la aparición de estas reacciones químicas.

Además, recomienda dejar los vasos secar con buena ventilación, preferiblemente colocados boca arriba o ligeramente inclinados, para permitir que el aire circule libremente en su interior. Pequeños cambios en la forma de secar la vajilla que pueden mantener los vasos frescos y sin olores indeseados.

Si el olor aparece, soluciónalo así

Si el olor a huevo ya se ha formado en los vasos, existe una solución sencilla y efectiva: lavarlos con una mezcla de agua y vinagre. Este remedio casero no solo elimina el mal olor, sino que también ayuda a prevenir que vuelva a aparecer, especialmente si los vasos se dejan secar al aire.

El vinagre, por su acidez, actúa como neutralizador natural del azufre que se acumula cuando el vaso se seca sin suficiente ventilación. De este modo, un gesto tan simple como enjuagar con vinagre puede devolver a los vasos su olor neutro sin recurrir al uso de productos especiales.