
Los ácaros y otros insectos como chinches o arañas son habituales en los hogares y tienden a acumularse en lugares como los colchones, donde encuentran las condiciones perfectas para reproducirse. Esta presencia puede provocar alergias, problemas respiratorios y una sensación de falta de higiene si no se realiza una limpieza adecuada. Pero, ¿cómo eliminarlos de forma eficaz?
Para el profesional de la limpieza y creador de contenido Juan Carlos Laboncler (@laboncler), el paso más importante para acabar con los ácaros está claro: la limpieza previa. “De nada nos sirve usar un insecticida, por bueno que sea, si previamente no aseamos y desinfectamos la zona”, advierte. Después, recomienda seguir estos pasos:
PASO 1: Lavar toda la ropa de cama
El primer gesto indispensable es retirar y lavar sábanas, fundas de almohada, almohadas y funda del colchón. Laboncler recomienda usar programas de agua caliente siempre que el tejido lo permita, para asegurar una desinfección completa.
PASO 2: Tratar las manchas
Antes de poner la colada, sugiere pulverizar las manchas con una mezcla desinfectante a base de peróxido, un compuesto que se puede usar tanto en ropa blanca como de color, ya que no destiñe. Este paso garantiza una higiene óptima y refuerza la blancura de los tejidos.
PASO 3: Limpiar el colchón y el somier
El siguiente paso es preparar una mezcla de agua caliente, fregasuelos y agua oxigenada en un cubo. Con una bayeta de doble cara se frota bien toda la superficie del colchón y las estructuras del somier. Laboncler aconseja no enjuagar, sino dejar que los productos actúen y continúen eliminando bacterias y ácaros mientras se secan.
PASO 4: Aplicar insecticida
Una vez limpio y seco, llega el turno del insecticida. Hay que aplicarlo de forma uniforme y prestando especial atención a las esquinas y recovecos del colchón. También es recomendable rociar la esponja antes de colocar de nuevo la funda protectora.
EL RESULTADO: Higiene y tranquilidad
Tras completar el proceso, el colchón recupera un aspecto limpio y desinfectado, libre de plagas y malos olores. Según Laboncler, la clave está en no saltarse los pasos de higiene básica: “Limpiar siempre, siempre, merece la pena”, concluye.