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Mientras más avanza la tecnología, nuevas formas de cometer delitos aparecen. Los ransomware son una manera más de atentar contra la seguridad informativa de las empresas peruanas, ¿cómo podemos protegernos mejor contra este mal?
El mundo empresarial no está exento de ataques de ramsomware, un método donde los ciberdelincuentes ponen en la mira objetivos claros de ataque a fin de penetrar en los sistemas informáticos de dichos organismos.
Por ello, cada vez más empresas cuentan con la protección de sistemas contra malware, ransomware y virus en general. No obstante, pocas veces se cumple que organizaciones y sus colaboradores toman real conciencia sobre los efectos y consecuencias que acarrea un ataque a sus infraestructuras informáticas.
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En oportunidades los resultados pueden llegar a ser catastróficos para el negocio, desde la pérdida de información, hasta el uso de dicha data para cometer fraudes y delitos informáticos. Asimismo, también se corre el riesgo de sufrir suplantación de identidades y ataques comerciales.
¿Qué es un ransomware?
El ransomware, en informática, es un tipo de malware o código malicioso que impide la utilización de los equipos o sistemas que infecta.
El ciberdelincuente toma el control del equipo o sistema infectado y lo “secuestra” de varias maneras, como cifrando la información, bloqueando la pantalla, entre otros métodos.
Durante un ataque, el ransomware analiza los archivos importantes, los cifra con un código de alta seguridad -que no se puede deshacer fácilmente- y paraliza a una organización más rápido que otras aplicaciones maliciosas.
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¿Cómo podemos protegernos mejor de los ransomware?
Para contar con una guía que nos permita conocer cómo podemos protegernos mejor ante estos ataques de ransomware, el especialista en ciberseguridad, Orlando Perea, gerente general de Noventiq Perú, señaló estas cinco claves:
- Concientizar al personal sobre el peligro. Y junto a ello, capacitar a todos los integrantes de la organización sobre el problema de una vulneración a la seguridad, qué consecuencias se pueden originar y reconocer que todos pueden ser la puerta de entrada a un ataque cibernético ya sea casual o deliberada.
- Salvaguardar la información dependiente y sensible para la empresa. Aquella data que de ninguna manera y bajo ningún concepto puede ser expuesta por ser el activo más importante de la organización. Es importante que se haga énfasis en las bases de datos corporativos.
- Respaldar la información. De tal forma preservar la actualización de la información en el tiempo más real posible utilizando métodos de encriptación digital que permita aumentar las capas de seguridad e inviolabilidad.
- Desconfiar siempre de cualquier solicitud de información. Por más segura que esta pueda parecer, muchas veces el pecado de confianza nos hace abrir la puerta sin mirar si el que dice que esta atrás es verdaderamente el que esperamos.
- Estandarizar los procesos de la compañía. Para que todos los integrantes cuenten con niveles de acceso autorizado a la información según su rol (no se le puede entregar el llavero completo de la casa a un solo vigilante) y sepan cómo actuar en caso de un probable evento de ataque cibernético.
¿Cómo evitar caer en la trampa de los hackers?
Tanto las empresas como los usuarios están preocupados por el tratamiento de sus datos y su exposición a potenciales riesgos debido al rápido crecimiento de la Internet en todas sus dimensiones.
En ese sentido, hay medidas de ciberseguridad que deben adaptarse cuanto antes, dado el incremento acelerado de delitos cibernéticos, que para el 2022 aumentó en 92.2%, según cifras del Ministerio Público.
En esa línea, resulta necesario aprender sobre métodos de protección, para lo cual, Jorge Chávez, gerente académico de Senati, presenta cinco recomendaciones para proteger mejor nuestra información digital:
- Cambia constantemente tus contraseñas. No se debe mantener una sola contraseña para todas las cuentas, ya que algunas deben estar sincronizadas con cuentas bancarias. Evitar colocar como contraseña fechas de cumpleaños, aniversarios, documento de identidad, nombres de mascotas, hijos y pareja. Las claves deben ser cambiadas como mínimo cada tres meses.
- Conozca qué correo responder. Debido a que es fácil vulnerar las cuentas, nunca se debe compartir por correo las contraseñas de cuentas o de tarjetas de crédito o débito, porque permanecerá en los archivos; si se ha hecho, es fundamental borrar esos mensajes enviados. No conservar un documento que funcione como lista de contraseñas, ya que será muy fácil obtenerlo para los hackers.
- Usa un buen antivirus. No ofrece una protección 100% efectiva, pero ayudará mucho. Estos programas se encargan de analizar los virus informáticos conocidos. Su uso es limitado para ataques completamente nuevos, pero algunos productos pueden detectar la suplantación de identidad, estafas y otros engaños comunes.
- Establece conexiones seguras. De conectarse a un sitio web que usa información personal, asegurarse de que está usando una conexión segura y cifrada. Verificar en la barra de direcciones que la URL del sitio inicie con “https” para ser seguro.
- No abras enlaces de correos no confiables. Desconfiar de los correos de un supuesto familiar lejano o de haber ganado un sorteo millonario. Los estafadores usan distintos tipos de estrategia para vulnerar nuestras cuentas haciéndose pasar por el banco, el dueño de Google, etc. Las verdaderas entidades nunca pedirán contraseñas por este medio.
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