La industria y los signos de estancamiento

ATENCIÓN. El INEI informó que la producción industrial creció 2.69% en mayo, aunque el resultado acumulado de los cinco primeros meses del año aún es negativo (0.83%), puesto que desde octubre del año pasado las cifras del sector han mostrado un comportamiento preocupante que se acentuó en marzo y abril. Esta tendencia ha afectado a los dos subsectores, pues tanto la manufactura procesadora de recursos primarios (harina de pescado, refinación de petróleo y azúcar), como la no primaria, han registrado más meses de caídas que de incrementos.Si el dato de mayo marca un punto de inflexión o solamente es un nuevo "hipo" del comportamiento mayoritariamente decreciente en el sector, se confirmará pronto, aunque algunos indicadores pueden proporcionar algunas pistas. Por ejemplo, la importación de bienes de capital para la industria lleva dos meses consecutivos a la baja (mayo y junio), lo que reflejaría que las empresas están poniendo sus inversiones en stand-by.

El deterioro de las expectativas de los empresarios estaría entonces materializándose en las cifras. En el sistema bancario, que es un termómetro clave para medir la confianza de los agentes económicos, se está observando que el sector productivo está dilatando las decisiones de inversión para proyectos nuevos. El problema con la industria es que la sensación de desasosiego se inició antes y los datos del PBI lo muestran claramente.

Si bien es cierto que el factor externo es en gran parte responsable de ese estado de ánimo la demanda de los principales mercados está deprimida, en el frente interno la situación no está mejor. Si hace un año fue la incertidumbre en torno al manejo económico que adoptaría el nuevo Gobierno, ahora se trata del manejo de los conflictos sociales. Aunque las protestas no están dirigidas contra las industrias, la paralización de los proyectos mineros el blanco preferido de los intransigentes también las afecta, pues muchos rubros proveen de bienes manufacturados a dicha actividad.

La palabra "industrialización" ha comenzado a sonar en el discurso oficial, pero cualquier política en ese sentido tendrá resultados en el largo plazo. Lo que hoy se necesita es que el Gobierno recupere la confianza de los industriales.