“El empujoncito”

Redacción Gestión

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"Nudge" ("El empujoncito") es el título de un libro escrito por Cass Sunstein y por el economista de la Universidad de Chicago, Richard Thaler, que resume, en buena cuenta, los fundamentos teóricos detrás del "Informe del desarrollo 2015" del Banco Mundial. Informe que a diferencia de versiones anteriores trae como foco principal la aplicación al mundo real y, en particular, al del diseño de políticas para el desarrollo, de lo que se ha venido a llamar "la economía del comportamiento". Teoría económica que trae como gran novedad que el "homo economicus" no es como se supone perfectamente racional, sino que muchas de sus acciones bordean la irracionalidad ("quasi-rational"), o son sencillamente "Previsiblemente irracional", como el título del otro clásico del género, escrito por el economista Dan Ariely, de la Duke University en Carolina del Norte.

Los títulos de estas tres publicaciones, incluido el "Informe del desarrollo 2015", no dicen mucho. Los subtítulos, en cambio, son verdaderamente reveladores. "Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth and Happiness"; "Predictably Irrational: The Hidden Forces That Shape Our Decisions"; "World Development Report 2015: Mind, Society and Behavior". En efecto, con demasiada frecuencia las personas tomamos decisiones que resultan dañinas o contrarias a los objetivos buscados. Y en la mayoría de los casos no entendemos por qué. Descubrir las fuerzas que enmarcan nuestras decisiones, ya sea con la ayuda de la neurociencia, o la sicología experimental o la sociología, resulta fundamental para diseñar mejores políticas de desarrollo, o para ponerlo en el lenguaje de "El empujoncito", para tener una mejor salud, riqueza y felicidad. El secreto está en entender mejor la relación entre la mente, la sociedad y el comportamiento. A continuación, algunos ejemplos.

¿Cómo explicar el reciente aumento de la anemia en el Perú en un contexto de abundante gasto social y una reducción sostenida de los niveles de pobreza y desnutrición? Pues, entendiendo mejor el contexto en el que se da. En este caso, en el marco de una sociedad abierta al mundo, donde los estilos de vida de fuera permean nuestra sociedad y hacen que, en particular, las jóvenes—independientemente del nivel socioeconómico en el que se encuentren- opten por buscar una figura esbelta a costa de una alimentación de calidad.

El informe del Banco Mundial trae, entre muchos otros, el ejemplo lejano de Filipinas, donde una serie de políticas de incentivos y candados ha logrado un aumento del 81 por ciento del nivel de ahorro de los filipinos. La literatura especializada resalta ejemplos como los del mercado de órganos en Israel, donde un cambio sencillo en el cuestionario a los posibles donantes ha logrado un aumento extraordinario en su número: una cláusula que le otorga derecho de preferencia en obtener una donación de órganos en caso de necesidad a aquellos que se inscriben como posibles donantes. La experiencia norteamericana destaca la reducción en los niveles de obesidad escolar a partir de cambios casi imperceptibles en la forma como se exhiben los alimentos, destacando al frente del mostrador los más nutritivos.

¿Cómo explicar la renuencia de muchos dueños de departamentos a ajustar sus expectativas en mercados inmobiliarios a la baja? Pues, entendiendo que los seres humanos tenemos algunos sesgos muy bien estacionados en nuestra psiquis, entre ellos, el que nos genera una renuencia a aceptar el cambio o los que nos generan una aversión a perder.

Entendiendo también como explica el Premio Nobel de Economía Daniel Kanheman que hay ciertas formas de pensar que son de carácter automático, rápido e intuitivo, mientras que hay otras formas de pensar que son más deliberadas, más lentas y lógicas. Es decir, entendiendo o tratando de entender el comportamiento humano a partir de una visión integral. Solo así podremos diseñar políticas que impulsen el logro de la felicidad, que no es sino una palabra romántica para el tan ansiado desarrollo.

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