Corto circuito en el sector eléctrico

Redacción Gestión

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1. La competencia en el sector eléctrico está en peligro: la prohibición de que una sola empresa estuviese integrada verticalmente ha sido reciente y sorpresivamente vulnerada. El impedir la integración vertical y promover la competencia entre generadores fue un elemento central del marco regulatorio desde comienzos de los noventa, el cual generó competencia y promovió la inversión privada. Mediante la interpretación ad hoc de una norma, el Indecopi (organismo supuestamente encargado de velar por la competencia) ha abierto las puertas para que una serie de empresas generadoras ahora tengan que competir en condiciones desventajosas con una única empresa que es generadora/distribuidora.

2. El problema radica en que el nuevo equilibro es inestable y va a fomentar que otras empresas distribuidoras hagan lo mismo, convirtiéndose también en distribuidoras/generadoras. El resultado previsible será la salida del mercado de algunas empresas generadoras y una mayor concentración en el sector. Lo avanzado en más de veinte años podría estar echándose por la borda con esta extraña interpretación legal, la cual constituye el último acto en la contrarreforma del sector eléctrico.

3. Recordemos que en 1992 dejamos atrás el esquema de monopolio estatal verticalmente integrado y se adoptó un modelo de mercado segmentado, en el que un mismo actor no podía participar en las tres actividades de esta industria (generación, transmisión y distribución). El objetivo fue fomentar la competencia entre agentes privados para generar menores costos y, por ende, mayor eficiencia. Así, la transmisión y distribución –monopolios naturales– se regularon en base al criterio de costos medios eficientes y se promovió la competencia en la etapa de generación, estableciendo que el despacho de energía se haría en función del menor costo marginal y compitiendo en los mercados de distribución y de clientes libres.

4. Con la Ley 28832 del 2006 se continuó avanzando con la reforma, promoviendo la competencia y buscando mayor predictibilidad. Dichos cambios se realizaron de manera transparente y participativa, buscando generar consensos. La idea fue promover la competencia en el mercado en base a cuatro principios: (i) crecimiento de la oferta promovida por la demanda; (ii) precios iguales para prestaciones iguales; (iii) precios de "equilibrio" en los distintos mercados (spot y contratos); y (iv) neutralidad tecnológica.

5. Pero la "contrarreforma" no tardaría en llegar. A partir del 2008 se trataron de solucionar diferentes problemas con "parches" de corto plazo, los cuales rompieron con los cuatro principios de la reforma. Por ejemplo, se utilizó a Electroperú para garantizar la demanda a nuevas plantas y se promovió la construcción de plantas de "reserva fría" con una remuneración diferenciada por potencia. Y como si esto no fuese poco, se introdujo el concepto del "costo marginal idealizado", una invención de carácter surrealista, para luego corregir la distorsión del gas barato con nueva distorsión que favorecía a las hidroeléctricas.

6. Desgraciadamente, con este gobierno la contrarreforma parecería haberse consolidado. Al permitir la integración vertical en la industria, se estaría dando la estocada final al modelo de competencia en el mercado eléctrico, permitiendo que prevalezcan condiciones asimétricas en el mercado de generación y socavando así la competencia. En un contexto de sobrecapacidad de generación inducida por el Estado, otorgar condiciones excepcionales a un solo jugador tendrá consecuencias particularmente disruptivas. Sin embargo, prefiero terminar pensando que nunca es tarde para enmendar.

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