Beija-Flor gana el carnaval de Río con un polémico auspicio de US$ 3.5 mlls.

Setecientos metros y 80 minutos. Eso es todo. Un año de trabajo y millones de dólares de inversión se reducen a estas medidas.

El carnaval de Río de Janeiro tiene su momento cumbre en la competencia de las grandes escuelas de samba que disputan el honor de ser la mejor.

Este año, la ganadora es una de las más reputadas, pero que no había visto el éxito desde el 2011, a pesar de sus presupuestos abultados y la presencia de cantantes y bailarines famosos.

Polémica

Quizá por esa victoria que le era esquiva, la actual campeona empezó a escuchar propuestas de auspiciadores en cuanto pasó el trago del fracaso en el 2014.

Y los cantos de sirena del acuerdo más jugoso vinieron con olor a corrupción. Y es que este año, Beija-Flor está auspiciada en su totalidad por un Gobierno: Guinea Ecuatorial. El país pagó US$ 3.5 millones para que el tema único y omnipresente fuera la historia de esta antigua colonia española y actual nación africana.

Las críticas llegaron, pues su gobernante y sus principales funcionarios han sido acusados de atentar contra los derechos humanos y de tener fortunas, que han generado acusaciones de blanqueo de capitales en un país donde la mayoría vive en la pobreza.

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Camino al éxito. Cada escuela del grupo de campeones tiene entre 3,500 y 4,000 integrantes, lo que incluye bailarines, percusionistas, cantantes y las "reinas". Cada escuela tiene un plazo de entre 65 y 82 minutos para exponer en el sambódromo.