El economista más famoso del siglo XX, John Maynard Keynes, pensaba que 15 horas de trabajo por semana eran suficientes para cualquier persona.
Keynes y otros pensadores subestimaron hasta dónde podría extenderse el consumo. Sin embargo, todo ese mismo consumo es negativo para el planeta y en gran parte es ocasionada por todas las horas de trabajo.
Una larga y agotadora jornada laboral significa que es más probable que una persona use un auto, en lugar de una bicicleta para moverse de un lugar a otro. Asimismo, es más propensa a comprar alimentos envasados que encuentra fácilmente en el supermercado y olvidar lo necesario que es consumir productos frescos y locales.
En ese sentido, la economista y feminista, Amaia Pérez Orozco cree que se necesita invertir completamente la valoración que se tiene sobre los empleos. Puesto que muchas personas valoran más aquellos empleos que son rentables para la acumulación de capital, en lugar de otros trabajos que generan rentabilidad en la sostenibilidad de la vida misma.
Cabe precisar que durante la crisis sanitaria, ocasionada por el coronavirus, se ha revelado cuales son los empleos realmente vitales para el funcionamiento de una sociedad más armoniosa y equilibrada.
Los trabajos en los sectores de atención y alimentación que se encontraban infravalorados, resultaron de vital importancia durante la pandemia generada por la COVID-19. Asimismo, diversos estudios han demostrado que a más horas de trabajo, una persona se vuelve menos productiva. Por tal motivo, es necesario reducir la semana laboral, sin que genere menos ingresos económicos.