
¿Estamos entrando en un nuevo orden mundial en medio de las crecientes tensiones comerciales y geopolíticas? Si bien la respuesta no es clara, no cabe duda de que muchas cosas sí están cambiando.
Por ejemplo, ya existe evidencia de que la política arancelaria de Donald Trump y sus agresivas estrategias de negociación conducirán a muchos países a buscar nuevos socios comerciales y a estrechar lazos, algunos de ellos, antes impensados (por ejemplo, ¿China–Japón?), una vez resulta evidente que mantener una alta dependencia de los Estados Unidos es cada vez más arriesgado ante la impredecibilidad de sus políticas.
Por otro lado, existe un creciente debate acerca de la posibilidad de que las instituciones de los EE.UU. se estén deteriorando de forma significativa, en medio de las cerca de 210 órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Trump este año (el número más alto en casi cien años), su fuerte presión sobre la Reserva Federal para recortar las tasas de interés y el cierre del gobierno más largo de la historia.
LEA TAMBIÉN: Credicorp Capital: la FED y sus decisiones, ¿actúa a ciegas?
A lo anterior deben sumarse las crecientes preocupaciones sobre la salud fiscal en el país norteamericano, toda vez que se estima que la deuda pública podría superar 130% del PBI hacia 2035. Sin duda, todo esto se ha reflejado este año en el debilitamiento del dólar a nivel global y en unas tasas de interés de los bonos del Tesoro norteamericano que se mantienen elevadas.
En cuanto a esto último, diversos análisis muestran que la prima por plazo implícita en los bonos de Tesoro se ha elevado significativamente durante el último año, lo cual resulta inusual para un período sin crisis, lo que podría ser una señal de que los inversionistas están exigiendo un mayor rendimiento para financiar al gobierno ante las preocupaciones mencionadas. Si esto fuera cierto, ¿la tasa observada de los Tesoros sigue siendo realmente una tasa “libre de riesgo”? y, por tanto, los spreads de deuda (el diferencial de tasas entre un emisor y los Tesoros) que, por cierto, se encuentran actualmente apretados, ¿deben ahora analizarse de manera diferente para incorporar esta prima inusual? Con ello, entonces, ¿los mercados de renta fija globales no estarían tan caros como parecería a simple vista? Seguramente responder estas preguntas no será fácil y tardará algún tiempo.

Ahora bien, más allá de Estados Unidos, países como Francia y Japón han visto caer recientemente a sus primeros ministros, reflejando también una inusual inestabilidad política causada, en parte, por la necesidad de ajustes fiscales en medio de una alta deuda pública (el Reino Unido también enfrenta presiones crecientes). Con todo, bajo el actual contexto, las tasas de los bonos soberanos de largo plazo de países desarrollados se mantienen en sus mayores niveles en casi 20 años.
LEA TAMBIÉN: ¿Cuánto puede soportar nuestra economía?
En conclusión, al parecer, efectivamente se están produciendo cambios importantes en el mundo. Lo interesante es que estos cambios podrían terminar beneficiando a la renta fija de los países de nuestra región. Si bien la situación fiscal y política sigue siendo una alta fuente de incertidumbre por nuestros lados, como economías emergentes que somos, los inversionistas están acostumbrados a lidiar con ella, lo que no es el caso en el mundo desarrollado. Pero, más importante aún, actualmente los mercados de la región están gozando de:
i) altas tasas de interés para estándares históricos, lo que implica que no se requiere aumentar significativamente el riesgo para obtener rendimientos atractivos;
ii) balances sólidos de las compañías con niveles de apalancamiento saludables;
iii) un movimiento reciente del péndulo político hacia gobiernos más promercado en países como Argentina y Bolivia, y la creciente expectativa de que resultados similares puedan darse en las próximas elecciones en Chile, Perú y Colombia.
iv) un posicionamiento relativo altamente favorable dentro de la coyuntura geopolítica global actual, que abre las puertas a inmensas oportunidades dada la tendencia de nearshoring derivada de la búsqueda de nuevos socios comerciales de países europeos y asiáticos, en particular considerando las ventajas de la región en sectores como alimentos, servicios y minería, entre otros.
Por lo tanto, no es descartable que los flujos de portafolio sigan llegando hacia la región en los próximos años, lo que, en todo caso, dependerá de que sepamos aprovechar las oportunidades que el escenario global nos está presentando.

Managing Director de Research y Economista Jefe de Credicorp Capital. Es economista por la Universidad del Rosario, con maestría en Economía de la misma casa de estudios. Cuenta con 13 años de experiencia. Previamente se ha desempeñado en cargos de docencia, investigación académica y del sector financiero.









