Por US$ 650,000, un Porsche adaptado para los Caminos del Inca

En noviembre, un fabricante llamado TJ Russell presentó un Porsche 911 blanco brillante en la feria de la Asociación de Mercados de Equipos Especiales (SEMA, por sus siglas en inglés) en Las Vegas. El automóvil, conocido como Baja 911, tiene guardabarros anchos y ensanchados, neumáticos enormes y pesados, una jaula de protección, y nueve (!) faros.

Parecía el tipo de automóvil de desierto con el que Steve McQueen habría soñado, como lo que habría hecho Porsche si hubiera continuado sus esfuerzos de rally mucho más allá de los años felices cuando recorrió casi 10,000 kilómetros desde París hasta Dakar en un legendario automóvil llamado el 953.

Durante el debut de SEMA, el Baja 911 recibió durante horas la atención de la prensa automotriz internacional, conocedores de la industria, conocidos fabricantes y fanáticos que tomaban fotos, grababan videos y, en general, babeaban ante la obra que Russell completó, solo, en el transcurso de más de un año. Desde entonces, el automóvil ha aparecido en docenas de fotos glamorosas cubierto de polvo, con el sol iluminando su postura agresiva mientras baila sobre rocas y arena. Está en todo el mundo, en blogs de automóviles, en Instagram, y en videos de YouTube y revistas comerciales.

Pero el Baja 911 es más que bonito. Tiene más de 30 centímetros de distancia al suelo, un sistema de suspensión único de amortiguadores cómodos y ágiles, un chasis reforzado y un motor de 3.8 litros y 365 caballos de fuerza diseñado junto con una transmisión especializada de cinco velocidades diseñada para rendir miles de kilómetros, día tras día, en temperaturas de más de 37 grados Celsius.

El vehículo fue rociado con una capa de aislamiento acústico y revestimiento cerámico para aislar la cabina del ruido y el calor; las superficies metálicas interiores están soldadas y selladas desde el tanque de combustible delantero y el compartimento trasero del motor para evitar colisiones y daños por agua. Los asientos de carbono en la parte trasera esconden una caja de almacenamiento para repuestos y herramientas.

Todo el automóvil pesa apenas 1,300 kilogramos, 180 kilos menos que un 911 recién salido de la fábrica de Porsche. Es un peso pluma adecuado para navegar por las arenas, las rocas y el calor de la península de Baja en México, el origen de su nombre.

Con un precio de US$ 650,000, el Baja 911 representa el 1% superior de un grupo más grande de autos conocidos como autos "Baja", "safari" o "rally", llamados así para evocar el tipo de conducción que hacen. Están diseñados para competir en carreras off-road glamorosas y arenosas como el East African Safari Classic Rally, la Carrera Panamericana en México, el Peking to Paris Motor Challenge, o el rally Caminos del Inca en Perú.

En la forma más simple, los términos, utilizados indistintamente, se refieren a cualquier vehículo modificado para conducción fuera de las carreteras pavimentadas.