Este ejercicio fue inspirado por Bret Taylor, codirector ejecutivo de la empresa de software Salesforce, quien hace meses planteó una pregunta similar en Twitter. Taylor dijo que se había equivocado sobre la rapidez con la que los vehículos autónomos se convertirían en algo común.
Debo reconocer públicamente que, entre muchas otras cosas, me equivoqué al creer que Apple pronto se convertiría en un imperio tecnológico en decadencia. A continuación, ofrecemos una selección de las respuestas de estos expertos, que han sido editadas, según el portal Yahoo.
La tecnología no puede solucionar los problemas causados por la dependencia del automóvil:
Durante mucho tiempo, me entusiasmaron las tecnologías relacionadas con el transporte, incluidas las aplicaciones que facilitaban a las personas tomar un automóvil del servicio de transporte Uber hacia una estación de tren o viajar en escúter hasta el trabajo desde una parada de autobús. Pensé que ayudarían a las ciudades a liberarse de la dependencia de los automóviles. Pero estaba equivocado.
Las ciudades de Estados Unidos dependen mucho de los automóviles, pero eso no sucede porque carecemos de opciones o alternativas tecnológicas, sino porque tenemos políticas que los subsidian. Tenemos estacionamiento gratuito, zonificación que separa los hogares de las personas del trabajo y las áreas comerciales y una falta de inversión en transporte público, caminar y andar en bicicleta para hacer que las alternativas a los viajes en automóvil sean más atractivas. Estos son errores de las políticas públicas. La tecnología puede ser útil, pero a menudo queremos llegar a ella sin pasar primero por la etapa de aprendizaje básico.
— David Zipper, profesor visitante de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard que investiga ciudades, tecnología y cómo se mueven las personas y los bienes
La tecnología mejoró la vida y los ingresos de las personas, pero los beneficios fueron desiguales:
En general, todo lo que hace que nuestras vidas sean mejores, más saludables y más seguras proviene de las nuevas tecnologías. Pero al menos desde la Revolución Industrial, las nuevas tecnologías también desplazan a las personas en lo económico. Lo que muchos otros economistas y yo no comprendimos del todo fue cuántos puestos de trabajo se perderían por la automatización de la tecnología y qué tan rápido sucedería.
La tecnología también ayudó a crear nuevos puestos de trabajo y los salarios han aumentado, pero gran parte de las ganancias se destinaron a los trabajadores con conocimiento de alto nivel. Hay buenos empleos en este momento, pero no hemos logrado que la gente tenga posibilidades de acceder a esos puestos de trabajo y pueda capacitarse para realizar esas labores.
— Allison Schrager, investigadora principal del Manhattan Institute, un centro de investigación conservador
Los registros educativos todavía están esparcidos por todos lados:
Debido a los cambios tecnológicos y de políticas de la última década, ahora es mucho más fácil, aunque está lejos de ser perfecto, obtener acceso a mis registros médicos en línea. Supuse que los registros educativos electrónicos llegarían con rapidez después de eso. No fue así. Los trabajadores, los padres y las empresas aún no tienen una forma sencilla de acceder al historial de educación y capacitación laboral. Eso nos perjudica a nosotros y a la economía.
Los solicitantes de empleo y los veteranos militares no siempre recuerdan todas las certificaciones y capacitaciones que obtuvieron y que podrían ayudarlos a tener un mejor trabajo y un salario más alto. Los trabajadores y los padres tienen que trabajar de manera ardua para obtener los expedientes académicos y otros registros que a menudo se mantienen en papel. Las empresas dedican mucho tiempo a verificar las credenciales, títulos y licencias de las personas. El gobierno debería tener bases de datos centralizadas de colegios y universidades acreditadas. Esto debería ser fácil.
— Julia Pollak, economista laboral del sitio web de carreras ZipRecruiter
Facebook no aprendió del grave daño que causó:
Me equivoqué al pensar que desempeñar un papel en la habilitación del genocidio sería motivo suficiente para que una importante empresa de tecnología hiciera cambios significativos.
— Anil Dash, director ejecutivo de Glitch, una empresa de programación, un veterano emprendedor tecnológico y crítico frecuente de Facebook. (Dash escribió esto por primera vez como respuesta al tuit de Taylor y me dijo que todavía es la más grande equivocación que ha tenido sobre la tecnología).
Todavía nos aferramos a las esperanzas de los vehículos autónomos:
La gente afirmó que tendríamos automóviles autónomos en todas las carreteras para el año 2020. Cuando ese año llegó a su fin, pensé que los entusiastas de los automóviles autónomos abandonarían ese sueño. Pensé que la gente se daría cuenta de que los vehículos autónomos no funcionan con nieve o con mal tiempo. Pensé que la gente comprendería que los algoritmos de visión por computadora en los autos autónomos no detectan bien a las personas de color, que son tan racistas como los algoritmos de los dispensadores de jabón o los sistemas de reconocimiento facial.
Esperaba que una conversación pública sobre el sesgo racial en los algoritmos condujera a que las empresas tomaran mejores decisiones sobre el despliegue de tecnología que tiene un obvio sesgo de raza, género o capacidad. Me equivoqué. Me gustaría estar menos equivocada sobre esto en 2022.
— Meredith Broussard, investigadora de inteligencia artificial y profesora asociada de Periodismo de Datos en la Universidad de Nueva York
Si existe una lección que aprender de estas respuestas podría ser que tenemos una tendencia a sobreestimar y subestimar los cambios que la tecnología puede provocar en el mundo. La humildad sobre la tecnología sería una opción útil para 2022.