FOTOGALERÍA. No existe en la vida un estado estático de perfección, balance y felicidad. No: ni cuando alcances esa meta, ese puesto, ese sueldo, esa casa, esa empresa… te sentirás 100% completo, al menos no por mucho tiempo. La vida se mueve y, al menos que tú te muevas con ella, pronto estarás atrapado en una zona de confort que no lleva a ninguna parte, como un pequeño pez en una pequeña pecera, según Yahoo.
Esto no significa que debas de vivir descontento. Al contrario: agradece (¡y disfruta!) cada paso del camino; celebra cada logro y compártelo con los demás. Pero no te quedes allí. En cuanto sientas que dejas de levantarte con ilusión en el alma y energía en los pies, sabrás que es momento de moverte y de crecer.
A veces, sin embargo, parece que la vida no nos deja crecer. Llevamos atrapados demasiado tiempo en la misma chamba, con las mismas cosas, y comenzamos a aburrirnos. Si esto continúa, la situación puede tornarse desesperante, mientras vemos a otros avanzar en la escalera de la empresa, iniciar proyectos o lograr cosas increíbles.
¿Cuáles son las cosas que quizás te estén atorando en tu camino al futuro?
1. Te falta hacer un mapa
Ten cuidado: cada persona tiene su propio camino y vivir comparándote con otros pronto se convertirá en una pesadilla paranoica. No te preocupes sobre en dónde están otros o sus aparentes síntomas de éxito. Es una absoluta pérdida de tiempo y salud mental.
La pregunta que vale, la que debes hacerte es ¿el lugar en donde estoy y lo que estoy haciendo, me están acercando al lugar en donde quiero estar? Quizás de esta pregunta nazca otra pregunta, aún más profunda: y a todo esto… ¿en dónde quiero estar?
Tú sabes y yo sé que la vida no puede reducirse a perseguir la quincena hasta morir de cansancio (aunque muchos viven así, en su carrera de la rata). Si no estás avanzando es, quizás, quizás, porque no tienes un lugar hacia dónde avanzar. Así que dime: ¿en dónde quieres estar en 10, 20, 30 años? ¿Cuáles son tus talentos y tus pasiones, y cómo puedes mejorar la vida de otros? ¿Cuál es tu propósito, cuáles son tus sueños? ¿Qué te gustaría lograr antes de despedirte de este mundo?
Dejar de soñar es el primer paso de la muerte. Conozco personas que desde los 40 están simplemente “aguantando” una chamba para poder jubilarse y entonces… entonces no hacer nada. El objeto de tu vida no es la jubilación, sino el propósito. Dime ¿qué te mueve? Y luego muévete.
El lugar al que quieres llegar lo pones tú. Es tu mapa. Una vez que haz puesto un destino, puedes caminar hacia éste. Entonces cada paso -por pequeño que sea- es un paso hacia el éxito. De otra manera, no harás sino dar vueltas y golpearte en las paredes como mosca en la ventana. Si no hay destino, no hay sentido y ¿quién quiere vivir así?
2. Te falta aprender algo
La escuela no se acaba a los 18 o a los 25. La escuela no se acaba nunca. Si es verdad que nadie sabe todo, también es verdad que tú tienes capacidad de seguir aprendiendo nuevos hábitos, habilidades y conocimientos durante toda tu vida. ¿Qué te detiene?
Ya sea que estés en una empresa o que tengas tu propio negocio, conforme sigues avanzando te das cuenta de que existen temas y entornos que puedes y debes conocer para seguir creciendo.
Quizás te falta aprender finanzas o dirección; o quizás necesitas ejercitar tu inteligencia emocional. Quizás necesitas aprender a dormir, o a comer mejor, o a hacer ejercicio. Quizás necesitas aprender a soltar, a dirigir o a pintar.
No todo está en los cursos de negocios. Hacer negocios es solo una parte de lo que haces y, en cambio, el crecimiento en cualquier parte de tu persona impactará positivamente tu empresa. Cada nuevo paso hacia el éxito tiene su costo: en estrés, en tiempo, en familia, en salud o en dinero. Y en cada uno de esos entornos, tienes algo que aprender.
Así que ¡aprende! Puedes empezar buscando libros o podcast sobre temas que te interesen, aunque te recomiendo que busques sistemas organizados que te obliguen a forzar tu agenda (clases, cursos, diplomados, sesiones, etcétera), de manera que puedas apoyarte en otros para alcanzar tus metas. Si sientes que “todo está bien”, es un síntoma de que has alcanzado una zona de confort.
¡Esto no es malo! Pero, como hemos dicho, no puede ser eterno. Entrena tu mente para los viajes que aún no empiezas… y tu éxito será mucho más fácil de alcanzar.
3. Te falta visibilidad
En todas las organizaciones existe algún nivel de rotación y movimiento interno. Es lo normal y lo sano en una empresa que crece y avanza.
Y, sin embargo, algunas personas se quedan atrapadas en su puesto demasiado tiempo. No por falta de cualidades o de deseo, sino por falta de visibilidad. No estoy diciendo aquí que debas ser presumido, o que estés buscando aplausos a cada turno; mucho menos recibiendo reconocimiento personal por proyectos en equipo. Hay pocas cosas tan tóxicas como la persona que siempre quiere ser el centro de atención.
Al mismo tiempo, es imposible que consideren una promoción o un nuevo puesto para una persona que no conocen o que no está en el radar. ¿Cómo podemos generar visibilidad positiva y legítima? La respuesta sencilla es: con iniciativa y creatividad. Hay que dar más de lo que nos piden.
Una persona que hace bien su trabajo puede estar allí por décadas. Pero una persona que pone el alma en su trabajo, que genera arte y creatividad en el mismo, que está buscando nuevas soluciones para hacerlo mejor y que levanta la mano cuando hay que levantarla… pronto encontrará nuevos retos que le empujarán al crecimiento. El mundo no es de los “bien hechos” -dice Seth Godin en su libro “¿Eres Indispensable?” -sino de los artistas: los que toman lo que tienen y, con creatividad, construyen algo mejor.
4. Te falta salir de tu zona de confort
Todos encontramos constantemente zonas de confort, espacios en donde las cosas parecen caminar bien, en donde el piso no se mueve demasiado, en donde tenemos lo que necesitamos. En mi experiencia, estas zonas de confort son el peligro más generalizado y grave en que se encuentran millones de personas en el mundo. Las zonas de confort son buenas en tanto que son temporales.
Cuando quieren -en contra de su naturaleza- convertirse en permanentes, comienzan a generar una bruma que ciega los ojos, y que no nos permite ver más allá. Son islas en el océano, pero no son el destino. Hay que llegar a ellas para descansar, planear y tomar provisiones… para pronto volver a la mar, en búsqueda del verdadero tesoro.
¿Cómo salir de una zona de confort? No hace falta tomar riesgos absurdos. No se trata de abandonar el barco, renunciar a tu trabajo o irte a vivir a Luxemburgo pasado mañana. Las decisiones impulsivas no son lo mismo que los emprendimientos.
Basta, en cambio, con que explores otros entornos. Busca una clase o un hobby los lunes en la noche; organiza una reunión con personas distintas a “las de siempre”; haz un viaje que te llame y apasione. Emprende un proyecto en casa, o un negocio en tu tiempo libre. Empieza pequeño y atrévete a fallar. Descubre nuevos talentos, pasiones y conexiones. Todo esto te dará materia para la creatividad y rutas de escape mental y emocional para acercarte al destino que has pintado en tu propio mapa.
5. Te falta buscar otras oportunidades
Por último… si nada funciona y sigues atorado en el mismo lugar, quizás sea tiempo de considerar buscar otras oportunidades laborales o de negocio. Soy el último en aconsejar -habitualmente- que la gente renuncie sin más. Un trabajo es algo valioso, que paga no solo en dinero, sino en experiencia, pasión y contactos. Sin embargo, si el lugar en donde estás deja de ser un espacio que te acerque a tu destino… entonces planea tu salida con la cabeza fría y busca otras oportunidades.
Esta salida puede ser un negocio propio -que probarás poco a poco, antes de echarte de cabeza-, o una empresa distinta -que buscarás con calma, pues nadie te está correteando-… o un cambio de carrera, más radical. El mundo es grande y a veces hay que tomar decisiones atrevidas y valientes, como cambiar de cuidad o de país, si es lo que hace falta. El objetivo: que no llegues al fin de tu vida aburrido y derrotado solo por no haberte atrevido a pensar que es posible tener una vida diferente.
Te conozco. Eres inteligente. Eres creativo. Eres hábil. Sobre todo, eres libre. La libertad es una facultad, pero también un gran reto. La mayoría de las barreras que te atrapan están dentro de ti y no afuera. Trata de mover tu mundo con estos consejos: aprende, muévete, salta, levanta la mano y toma el control de tu propio presente... para crear tu propio futuro.