1 / 5 Este concepto importado, cuya traducción aproximada sería «entrenabilidad», hace referencia a la receptividad frente a la corrección y aprendizaje del futuro vendedor. Así, destaca a las personas con más capacidad autocrítica y de interiorizar nuevos conceptos. (Foto: iStock)
2 / 5 Da igual si es innata o adquirida, si en el proceso de selección te encuentras con una persona que se pregunta el porqué de las cosas, es un buen candidato. “Es importante hacerse preguntas, y no solo vinculadas al cliente, sus intereses y necesidades. Alguien curioso acabará encontrando formas de vender más sin necesidad de perseguirle para ello”, explica Monge. (Foto: iStock)
3 / 5 ¿Ha triunfado el candidato en algo en su vida? “No tiene por qué ser en ventas, sino en cualquier ámbito que demuestre ambición y competitividad. Si la persona nunca ha tenido una iniciativa propia o no ha superado retos estamos ante alguien que carece de ambición y nunca será un buen vendedor”. (Foto: iStock)
4 / 5 Cuando una persona empieza en el mundo de las ventas suele replicar lo que ha visto hacer a otras personas. Si copia durante el suficiente tiempo, llega a un punto donde comprende cómo funcionan las cosas… en teoría. “No siempre ocurre así, hay que tener inteligencia y capacidad de razonamiento lógico para encontrar la llave maestra en el arte de vender”, reflexiona el experto. (Foto: iStock)
5 / 5 “No quiero un vendedor que esté postulándose a 100 puestos de trabajo diferentes”, apunta Luis Monge. Puede que tu trabajo no sea lo que más te apasiones del mundo, pero es vital que tengas interés y no sufras. Para valorar esta habilidad plantea ejercicios e instrucciones a tener en cuenta para inscribirse en la oferta de empleo. Comprueba también si el candidato ha investigado algo acerca de tu empresa. (Foto: iStock)

