La reconversión monetaria que entró en vigor este viernes en Venezuela, la tercera en lo que va del siglo, es una de las más acentuadas registradas en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial.
Con la eliminación de seis ceros al valor nominal del bolívar, el Banco Central de Venezuela ya ha suprimido 14 ceros en los últimos 13 años.
Esta medida es consecuencia de una inflación descontrolada, por encima del 65,000% anual, y del cambio del dólar a unos 5 millones de bolívares.
Otros países latinoamericanos también han recurrido a este procedimiento. Argentina eliminó cuatro ceros a su moneda en 1983 y 1992 y Bolivia llegó a suprimir seis ceros en la década de los ochenta.
Estos son los principales casos de reconversión monetaria producidos en la historia:
Alemania (1923)
Alemania sufrió una de las inflaciones más altas a escala mundial en octubre de 1923, cuando los precios llegaron a subir una tasa de 29,500%.
Los precios se duplicaban cada cuatro días y se llegó a emitir un billete de 100 billones de marcos.
El origen de esta situación se remonta al endeudamiento alemán para financiar la Primera Guerra Mundial, pero alcanzó un nivel crítico cuando la República de Weimar tuvo que hacer frente a las inasumibles reparaciones del Tratado de Versalles.
Como consecuencia, un dólar estadounidense pasó de cambiarse por 4 marcos a 4.2 billones y el Gobierno tuvo que pagar las deudas a través de la emisión de papel-moneda (papiermark), lo que no evitó una suspensión de pagos.
Los precios se estabilizaron con la introducción del “marco seguro” (rentenmark), sustentado en las tierras agrarias, y la reestructuración de la deuda con los acreedores.
Hungría (1946)
Hungría sufrió la hiperinflación más grave de la historia en julio de 1946, cuando los precios llegaron a subir a una tasa de 41.9 trillones por ciento. Los precios se duplicaban cada 15 horas y se llegó a emitir un billete de 100 trillones de pengös, el valor más alto conocido.
La denominada “Gran Hiperinflación” se registró tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el Gobierno recurrió a la emisión de moneda para hacer frente a una economía devastada y las reparaciones a favor de los vencedores.
Al pengö le sucedió en agosto de 1946 el florín, que se estrenó con un valor de 400,000 cuatrillones (24 ceros) de la antigua divisa, y se restableció la confianza en el valor de la divisa doméstica.
Grecia (1944)
Grecia también vivió un periodo hiperinflacionario en octubre de 1944, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los precios llegaron a aumentar un índice mensual del 13,800%.
Los precios se duplicaban cada 4 días y se llegó a emitir un billete de 100,000 millones de dracmas.
La economía helena, que había sufrido la ocupación de los países del Eje en 1940, se vio obligada a asumir también los costes del conflicto bélico.
El Gobierno comenzó a financiarse con la emisión de billetes, mientras que el valor adquisitivo de los ciudadanos perdía un 18% diario. Tras la liberación del país, durante año y medio, Grecia logró cierta estabilidad a través de una reforma fiscal y la introducción de una nueva moneda.
República Federal de Yugoslavia (1994)
La antigua Yugoslavia vivió uno de los peores momentos inflacionarios de la historia en enero de 1994, cuando los precios subieron el porcentaje de 313 millones por ciento.
Los precios se incrementaban un 64% diario y se llegaron a emitir billetes de 500,000 millones de dinares.
El país, tras el colapso de la Unión Soviética, estaba inmerso en la Guerra de los Balcanes, en la que el Gobierno se financiaba mediante la impresión de dinero para hacer frente a la falta de circulante.
Las autoridades, acuciadas por el conflicto y la falta de ingresos, agregaban ceros a sus billetes y la divisa, que perdió todo su valor, se devaluó en cinco ocasiones.
Finalmente, el líder serbio Slobodan Milosevic incorporó otra nueva divisa, el súper dinar, avalada en las reservas de oro y vinculada al marco alemán, equivalente a diez millones de la antigua moneda.
Zimbabue (2008)
Zimbabue sufrió una inflación descontrolada, la más importante del siglo XXI, en noviembre del 2008, cuando el índice de precios alcanzó el nivel de los 79,600 millones por ciento.
Los precios se duplicaban cada día y se llegó a emitir un billete de 100 billones de dólares zimbabuenses.
Su situación económica era dramática debido al colapso de la producción agrícola y las sanciones internacionales al gobierno del presidente Robert Mugabe.
Durante el período de esta crisis la moneda local sufrió devaluaciones extremas, en las que se borraron hasta 25 ceros, y el Banco de la Reserva dejó de usarla para adoptar el dólar estadounidense y el rand sudafricano.