El próximo 26 de enero, el Perú elegirá un nuevo Congreso para completar el periodo legislativo hasta el 2021.
Estos comicios han reavivado el debate nacional sobre los beneficios y propuestas de reforma del actual régimen económico de la Constitución Política de 1993. ¿Qué tipo de cambios se deben aplicar y en qué temas en particular? El constitucionalista Raúl Ferrero; el socio fundador de Intelfin, Carlos Paredes; el gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), Diego Macera, y el ingeniero Humberto Campodónico, compartieron sus impresiones al respecto en una mesa redonda organizada por Intelfin, la Universidad Continental y Gestión.
Para Diego Macera, el régimen económico se puede conceptualizar en responsabilidad macroeconómica, apertura al mundo, libertad económica, instituciones y democracia y el rol del Estado.
“Estos cinco puntos clave han anclado el crecimiento económico del país y han permitido mejorar la calidad de vida a un punto jamás antes visto”, dijo el gerente del IPE, quien resaltó la necesidad de reforzar el papel del Estado como proveedor de servicios públicos básicos de calidad, respaldado por una mejor recaudación tributaria.
“El Estado no existe para hacer empresas públicas, sino para garantizar seguridad, justicia y ciertos servicios y derechos para todos los ciudadanos; no para arriesgar la plata de los contribuyentes en aventuras empresariales”, anotó.
Además, Macera sugirió hacer cambios en políticas económicas concretas, como las relacionadas al sistema laboral y la informalidad.
Por su parte, Carlos Paredes opina que el incumplimiento general de la ley en el Perú contradice la creencia popular de que “todo se arregla con una nueva ley, un decreto supremo y ahora con una nueva Constitución”.
Más bien, el economista pide atender los problemas de gestión que aquejan al Estado en sus distintos niveles: “Me ha tocado encabezar el directorio de Petroperú y lo que he encontrado en términos de falta de transparencia y oportunidades de mejora es muy grande; si bien no es fácil progresar en esa línea, estamos logrando algunos avances importantes”, subrayó. “No es que todo lo público sea malo, hay muchas cosas que se vienen haciendo bien y tenemos que reforzarlo para brindar a los peruanos bienes y servicios que necesitan de una mejor manera, lo que no excluye evaluar en algunos casos la incorporación de capital privado minoritario. Para ello, no necesito ningún cambio en la Constitución, sino trabajar mucho y mejorar la gestión”.
En opinión de Humberto Campodónico, el capítulo económico de la Constitución del 93 refleja de alguna manera lo que se quería en ese momento: evitar volver a tener un régimen como los de Velasco y el Apra del 85 al 90.
“Casi 30 años después habría que preguntarnos qué ha cambiado y si es que nosotros tenemos que cambiar”, dijo Campodónico, para luego citar a la descentralización, la inversión pública y las APP como ejemplos de gestión deficiente en el Estado. “No se trata solo de artículos en la Constitución como si fueran algo que no está situado en un contexto. Hoy, el sentido común no es el mismo que hace 30 años”, añadió.
Por último, Raúl Ferrero confesó haber sido crítico del golpe de Estado de Alberto Fujimori y de la consecuente elaboración del texto constitucional que fue aprobado y está vigente desde 1993; sin embargo, reconoció que específicamente el régimen económico es bastante bueno.
“Si bien hay algunas cosas que podemos mejorar porque toda obra humana es perfectible, no hagamos propuestas que no nos ayuden y lejos de mejorar las cosas, las desmejoremos. Lo importante es que se mantenga básicamente como está, pero con una mejor proyección social”.
“El Estado no existe para hacer empresas públicas, sino para garantizar ciertos servicios y derechos que tenemos todos los ciudadanos”.
“El capítulo económico refleja lo que se quería en ese momento... Casi 30 años después habría que preguntarnos qué ha cambiado”.
Diego Macera
Se requiere un cambio en políticas económicas concretas
El régimen económico se puede conceptualizar en cinco puntos: responsabilidad macroeconómica, tanto monetaria como fiscal; apertura al mundo en comercio e inversiones; libertad económica para emprender, contratar y trabajar; democracia e instituciones que enfrenten el cáncer de la corrupción; y un rol del Estado claro y enfocado en proveer servicios básicos de calidad. Este bloque ha permitido reducir en casi 40 puntos la pobreza del país en un tiempo récord de tan solo 15 años.
No hablaría de reformar el régimen económico de la Constitución sino de hacer cambios en al menos tres políticas económicas concretas: la descentralización, que no ha funcionado y merece una revisión seria; un sistema laboral disfuncional y plagado de malos incentivos, rigideces y sobrecostos que conducen a la informalidad; y el replanteamiento de la orientación del Estado, pensando en el ciudadano como el centro del servicio público. La pregunta es cuánto presupuesto se requiere para cerrar las brechas a favor de la población. El camino más obvio y directo es empezar a cerrar los huecos de evasión y elusión en el Perú, que son relativamente altos frente a otros países de la región. También hay una parte de contribuciones sociales que no podemos olvidar y van más allá de financiar todo con recaudación. El ejemplo más claro es el SIS, que tiene 17 millones de personas cuando debería tener 5 o 6. Si yo quiero subsidiar como Estado y tomo una decisión política como país de tener subsidios para servicios públicos, esos subsidios tienen que ir para quien los necesita: la población pobre.
Carlos Paredes
Cuidemos la estabilidad
En el Perú tenemos la creencia de que todo lo arreglamos con una norma, una nueva ley o una nueva Constitución. No sé de dónde sale esta apreciación porque en nuestro país las normas tienden a no cumplirse, hay poca capacidad de enforcement de nuestras normas. Pero mirando a la Constitución y el régimen económico es difícil pensar que ha tenido efectos negativos para el país, tampoco se puede decir que es perfecta y no se puede mejorar. El Estado no puede hacer todo lo que le gustaría hacer porque tiene pocos recursos y tiene que priorizar. De hecho, la presión tributaria en el país es muy baja; y con escasos recursos la pregunta es adónde los debemos asignar: si a aventuras de empresas públicas o a mejorar la salud, educación, seguridad, provisión de bienes y servicios públicos. Coincido en que muchos de los problemas que vemos los peruanos no son por la Constitución sino debido a temas de gestión. Hay que desideologizar el debate y ser más prácticos. El MEF y BCR vienen haciendo un trabajo bastante bueno hace cerca de 30 años; esto nos ha permitido ser la estrella macroeconómica de la región, con una estabilidad del marco de políticas macro que ha generado grandes beneficios.
Humberto Campodónico
Unas APP están muy bien, pero hay otras que no funcionan
El capítulo económico de la actual Constitución incluye la subsidiariedad de la actividad empresarial del Estado, los contratos ley que solamente pueden ser modificados por acuerdo entre las partes, y el hecho de que la inversión nacional y extranjera están sujetas a las mismas condiciones. Quisiera indicar que el artículo de la subsidiariedad y el de los contratos ley no existe en ninguna otra Constitución en América Latina, es una cosa peruana que obedece a una circunstancia propia de un país que casi se le consideró fallido y sin salida. Estamos en un mundo que ha cambiado o que puede cambiar, y el sentido común también lo puede hacer. Mi crítica al modelo económico gira también en torno a problemas de gestión que no pueden ser atribuidos a la Constitución. Hablo de gestión en el Estado y los gobiernos regionales, con temas que van desde la descentralización y redistribución hasta la inversión pública y las asociaciones público-privadas (APP). Una serie de APP están muy bien, como la línea de transmisión Mantaro-Socabaya, pero hay otras que no funcionan y sería mejor tener inversión pública. No estoy a favor de muchas empresas públicas, pero pienso que sí hay algunas que son importantes. Tener 340 empresas públicas, entre ellas cines, como en la época anterior, ni hablar.
Raúl Ferrero
Debemos ir con mucho cuidado en un intento de reforma
No tengo ningún apego a la Constitución del 93, no me gustó la forma en qué se convocó ni quién lo hizo. Sin embargo, admito que el régimen económico de la Constitución, que todos hemos reconocido y lo seguimos haciendo como el texto madre de toda la legislación, es bastante bueno. Incluso diría que cuanto menos reformas se propongan probablemente tendremos más éxito en el futuro. Debemos ir con mucho cuidado y prudencia en lo que pueda ser una reforma constitucional ya que si algún resultado exitoso ha tenido la Constitución es que su régimen económico ha permitido que el país crezca prácticamente todos los años a buen nivel. Una revisión después de tantos años no vendría mal, siempre y cuando se mantengan las virtudes que ha tenido la Constitución. Entre las cosas por mejorar está el tema de las AFP y la necesidad que tiene el Estado de recaudar más para brindar mejores servicios, como la seguridad social que no está funcionando bien. En el tema normativo, hay que pedirle al nuevo Congreso que sea cuidadoso en la revisión de los decretos de urgencia que está dictando el presidente Martín Vizcarra, y que se apliquen con cordura sin transgredir la Constitución. A la actual Administración se le está dando una oportunidad que así nomás no tiene un Gobierno y en estos casos necesitamos gente honesta.