Exministro de Economía y Finanzas
Carlos Oliva
Creo que a diferencia de años anteriores, esta vez es palpable la influencia o la relación que tiene todo el lío político en la economía. En el corto plazo, vemos el efecto por el tipo de cambio, que es casi enteramente por el ruido político. Pero lo más preocupante es que para la inversión privada todo este ruido ya cobra factura. Si vemos los resultados de las encuestas del BCR así como Apoyo Consultoría, las expectativas están en el tramo pesimista.
Las expectativas son un indicador adelantado de la inversión privada, entonces, es muy probable que esta última empiece a retraerse, tal vez no tanto en el cuarto trimestre del 2021 porque hay inversiones ya encaminadas (aunque igual habrá algún efecto), pero el mayor impacto será en el 2022. El BCR proyecta una tasa de 0% (para el próximo año) , es decir, la inversión privada no crecería, y probablemente este estimado se quede corto. Ya varios analistas privados están dando cifras negativas. Este ruido político tiene muchas características, pero que las resumo en dos: incertidumbre y una crisis grande de credibilidad. Y a esto se agregan otros problemas. Por ejemplo, esta política inadecuada del gas, de la nacionalización, son señales que si la sumas a lo mencionado, la inversión privada va a reaccionar. Y también está el riesgo de la nueva Constitución.
Y, con todo ello, efectivamente estamos desperdiciando esa bonanza externa de la peor manera.
Alfredo Thorne
Exministro de Economía y Finanzas y socio de Thorne & Associates
Todo lo que está ocurriendo tiene un lado muy negativo y un lado muy positivo. El lado negativo es que si esto termina en un enfrentamiento entre el Congreso y el Poder Ejecutivo, y repetimos un poco la historia de lo que pasó con Manuel Merino, con días de movilizaciones públicas, entre otros, claramente veremos a un Gobierno que no solo no actúa, sino que estará contra la pared, y entonces no habría ejecución presupuestal, que es lo único que generaría que la economía salga adelante, a lo que se suma más volatilidad, sobre todo con el tipo de cambio.
Entonces, ¿cuál podría ser el lado positivo? Que esto fuerce al presidente Pedro Castillo a tomar las decisiones que no quiere tomar, es decir, que este sea un “empujoncito” para que ya no continúen Guido Bellido ni Iber Maraví, y termine haciendo alianza con sectores más moderados.
Si miramos los datos trimestrales (respecto al trimestre previo), el PBI caería 2% en el cuarto trimestre. Pero yo creo que la suerte del último tramo de este año ya está echada. Si habría un cambio positivo o negativo, esto afectaría los datos de la primera mitad del próximo año.
Impacto. Aunque no se espera un gran impacto en el último tramo de este año, el riesgo de la incertidumbre recae en las cifras del próximo año.
Elena Conterno
Presidenta de IPAE Asociación Empresarial
Hay mucha duda e incertidumbre, y entonces lo que vamos a ver en el cuarto trimestre son las inversiones que ya están en plena ejecución, pero nuevas no. Se proyecta que la inversión privada “crezca” 0% en 2022, pero con más acciones de este tipo lo que va a pasar es que será negativa. El empresario o el inversionista, sea pequeño o grande, para arriesgar su dinero, quiere saber que habrá cierta estabilidad que le permita recuperar su inversión, más allá del riesgo del propio negocio al que se vaya a meter. Pero con estas amenazas, es difícil que los empresarios se animen.
Hay preocupación sobre lo que vendrá hacia adelante, salvo que el Gobierno tome medidas. De hecho, como IPAE sacamos un comunicado haciendo una invocación al presidente Pedro Castillo a rechazar tajantemente que habrá expropiaciones.
Cuando hay inestabilidad, las personas gastan menos porque no saben si a futuro podrá generar los ingresos necesarios. Lo que nos tiene que preocupar es que las familias peruanas piden oportunidades de empleo, y estas se generan con inversión, no con ruido.
Francisco Grippa
Economista principal del BBVA Research
Nosotros publicamos en julio de este año un informe en el que esperábamos un incremento de la economía peruana de 4% para el 2022, pero desde ese mes hasta ahora han pasado varias cosas. Y lo sucedido ha generado, por ejemplo, un deterioro de la confianza empresarial, que está en alrededor de los 34 puntos (menos de 50 puntos es pesimismo). Esa no es una buena cifra, considerando que la inversión privada venía avanzando. Entonces, esto sugiere que en el cuarto trimestre de este año, y de manera más sensible en el 2022, la inversión se va a ralentizar.
Esto implica claramente que nuestra proyección económica de julio se corrija a la baja, principalmente -como menciono- por el lado de la inversión privada.
Así que todos los mensajes y acciones que ayuden a dar claridad, certidumbre, confianza... eso permite tener una mejor posición a la hora de tomar decisiones (como las de invertir). Si no hay certezas sobre lo que pueda pasar, el panorama estará complicado. Tiene que haber certidumbre.
Creación de empleo.En medio de los vaivenes, un tema que se pone en juego es la creación del empleo, en particular, el formal, que aún no se recupera.
Miguel Jaramillo
Economista sénior del Consejo Privado de Competitividad
Uno esperaría que si hemos recuperado en términos de PBI casi todo lo que perdimos en el 2020, el empleo se podría recuperar en la misma medida. Pero no es así. ¿Qué está asociado al empleo de calidad? La inversión pública y privada. Entonces, en el contexto actual, con una coyuntura inestable donde hay mensajes para ir por una Asamblea Constituyente, no le hace bien al país en este momento. Nadie dice que no se puedan evaluar cambios en la Constitución, pero la Asamblea Constituyente es una caja de Pandora que podría cambiar totalmente las reglas de juego.
Además, hay una contradicción con lo que dice, por ejemplo, el MEF, y esto afecta los deseos de invertir, de inyectar capitales, expandirse en nuevos sectores. Otro punto que genera incertidumbre es la confrontación, y el mismo manejo de designaciones de funcionarios públicos en entidades que tienen que ver con la inversión y el manejo de mercados. Todo este “combo” se refleja en las expectativas y si como empresario tengo expectativas negativas, no se expande el número de empleo formales. A todo se agrega la incertidumbre vinculada al covid-19.