
A nivel mundial, la economía circular lidera un cambio en el paradigma: de desechar un producto a extender su uso el mayor tiempo posible. En Perú, este modelo de prácticas sostenibles aún se disputa un espacio entre las estrategias del empresariado. ¿Por qué ha alcanzado un protagonismo medio?
Responde Datum, en alianza con la Cámara de Comercio de España, tras analizar los resultados de su reciente estudio: “Percepción empresarial de la economía circular”.
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La cultura colectiva: el desafío
La gestión verde de los recursos es una estrategia con proyección a ser bien recibida entre el empresariado del Perú. ¿La evidencia? La investigación de Datum arrojó que el 52% de los negocios considera a la economía circular como una oportunidad.
No obstante, tras el salto de la impresión hacia la correlación con el panorama real, nuevas cifras dibujan el alcance. En detalle, el 62% de las empresas aseguró que, en los últimos dos años, no ha recibido información, formación o asesoría sobre algún aspecto considerado como economía circular.
Y, del 38% que sostuvo sí haber encontrado esta fuente de saber, surge una distribución que revela el interés de los actores sociales en la difusión del tema: el 50% de los transmisores del conocimiento lo ocupa la consultora privada. Le siguen el Gobierno, con un 20%; la Cámara de Comercio de España, con un 20%; la universidad, con un 18%; la capacitación interna o corporativa con un 14%; y la ONG, con un 14% también.
Urpi Torrado, CEO de Datum, reflexionó al respecto: “Creo que ahí hay una oportunidad para generar foros como estos [Foro empresarial de economía circular], para que la academia se involucre, para que los medios de comunión se involucren; porque esto es un proceso y la necesidad de visibilizar viene a cuestas”.
Cabe resaltar que el Perú, además, cuenta con una Hoja de ruta nacional de economía circular al 2030 —a cargo del Minam— que es de acceso público, un plan que busca transformar el dinamismo del país en uno con mayor cuidado ambiental. Sin embargo, el conocimiento sobre esta política nacional también es reducido.
El 51% de las empresas encuestadas precisó no conocer este programa; el 33% manifestó que había oído algo, pero no con pormenores; y, por último, solo un 16% anunció que sí se había vinculado con esta data.

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Economía circular y rentabilidad
La política de obtención de certificados y la política ambiental son las más comunes dentro de una empresa en el Perú, según Datum. Aun así, sus porcentajes de implementación completa son bajos: 35% y 33% respectivamente.
En esa línea, las certificaciones protagonistas son la medición de huella de carbono (44%), el reporte de sostenibilidad (34%) y el del ISO 14001 (32%).
Para que la sostenibilidad no quede solo como una iniciativa socioambiental, su carácter económico debe estar bajo los reflectores. En ese sentido, el beneficio por excelencia que las empresas observan al aplicar prácticas verdes es la reducción de costos operativos (48%). Continúan en la lista la mejora en la imagen corporativa (45%) y la mejora en la eficiencia de recursos (38%).
Puntualmente, el ahorro que hasta ahora han observado las compañías es de 1%. Y, aunque parezca minúsculo, Torrado resaltó que, aplicado a los millones que una gran empresa puede reunir, es bastante.

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Barreras en la dinámica verde
Lo que más incentiva a las empresas a aplicar economía circular es el beneficio tributario y fiscal (65%). En contraposición, el 48% de las empresas considera que la falta de conocimiento o las capacidades técnicas internas es la más grande barrera.
Sin embargo, las intenciones de adoptar este sistema sostenible se mantienen al pie del cañón: el estudio recoge que, en los últimos tres años, un 34% de las empresas peruanas ha invertido, en su mayoría, entre S/5,000 y S/50,000 en economía circular.
Y las buenas noticias continúan: para los próximos tres años, la intención es mayor. El 55% de empresas ha declarado contemplar en sus planes mayor inversión en el tema; sobre todo, en el aspecto de energía (42%).
Acerca de este punto, la especialista asegura que el manejo de residuos lleva muchos años como prioridad y que, ahora, se abren las puertas para que ingrese en el podio a otro aspecto más. Es decir, no es que la energía se sobreponga al que iba a la cabeza: es que ya hay una avance en el primero y es tiempo de replicarlo en el segundo.
“Recordemos que en las prácticas de consumo de la población hay una dimensión ciudadana mucho más marcada. Antes las empresas no la valoraban, pero hoy prima un compromiso de sostenibilidad de cara a la proyección que asegure el futuro del país”, concluyó.


Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.







