(Bloomberg).- Los ministros de Finanzas europeos están diseñando un impuesto a las transacciones financieras que recaerá sobre la negociación de acciones y derivados, medida que podría implementarse el 2016 en los 11 países que han aceptado su imposición.

El ministro de Finanzas francés, Michel Sapin dijo que los detalles se podrían presentar a finales de este año, con miras a que puede empezar a aplicarse el 2016.

El trabajo para aplicar un impuesto sobre las transacciones en 11 países europeos comenzó hace más de un año, después de que fracasara la propuesta para implementarlo en toda la . Hasta el momento, los participantes han mantenido su compromiso, pero no han podido alcanzar un acuerdo sobre cómo funcionaría el impuesto.

Los participantes no han podido ponerse de acuerdo sobre si es conveniente fijar el impuesto a todos los derivados; a sólo los derivados de renta variable o excluirlos a todos. Las naciones que presionan para que imponer la tasa también están divididos sobre quién debe recibirlo o recaudarlo, si el país de origen de la empresa de negociación o el país donde se realice la operación.

Los países más pequeños han buscado un impuesto más amplio que permita recaudar más ingresos, mientras que los países más grandes prefieren un impuesto a escala más pequeña.

El comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta, dijo que no hay un planteamiento común sobre la manera de manejar los derivados.

"No va a cubrir sólo el mercado de acciones, sino también un cierto número de derivados que ahora tenemos que definir ", dijo Sapin.

Todas las 28 naciones de la UE participarán en un debate sobre la situación actual del plan de impuestos, permitiendo a los países no participantes, como el , advertir preocupaciones sobre los posibles efectos secundarios. Un documento elaborado por , que ostenta la presidencia rotativa de la UE, señala que se necesita un trabajo más técnico al respecto.

Un impuesto europeo sobre las transacciones financieras podría ahuyentar a las empresas y perjudicar las perspectivas de crecimiento, advirtió el ministro de Finanzas maltés Edward Scicluna. Malta, que no es uno de los 11 países que aceptaron imponer el impuesto, comparte la preocupación de los participantes del mismo, de que un impuesto mal diseñado puede causar daño económico.

"Hablando con los países que están a favor, tenemos las mismas preocupaciones: Deseamos que las empresas no se retiren a otros lugares", dijo Scicluna. y otros partidarios han dejado en claro que van a retirar su apoyo a la medida si las empresas se retiran de la región donde el impuesto va entrar en vigencia, agregó.