(Bloomberg Gadfly).- Hay malas noticias sobre el Brexit por todas partes… excepto en los mercados financieros, donde se aclama a como el hombre capaz de traer alivio al doloroso divorcio entre el Reino Unido y Europa.

Para el impulsivo mundo de los operadores, un infatuado Nigel Farage (líder del eurófobo Partido de la Independencia del Reino Unido,Ukip, que el sábado se reunió sorpresivamente con Trump) es una señal de buenas operaciones comerciales por venir, no una nueva grieta en el otrora robusto sistema de gobierno parlamentario del Reino Unido.

La libra esterlina registró su mejor mes desde el 2009. El FTSE 100 bajó levemente, ya que el fortalecimiento de la libra implica que las ganancias hechas en el extranjero no valen tanto, pero sigue encaminado a cerrar el mejor año desde el 2013.

Es una reacción que revela más que nada el estado de confusión de los mercados. Pero si, como escribió mi colega Matt Levine, los inversores de elite ven en un hombre que hizo campaña para prohibir la entrada de musulmanes y deportar inmigrantes un caso de inversión "pronegocios", tal vez no resulte tan alocado imaginárselos viendo un caso de inversión "pro-Reino Unido" con un acuerdo comercial entre Trump y May (¿o Farage?). Sin dudas esto les daría a los británicos un poco más de palanca para negociar con Bruselas.

Sin embargo, los CEO del Reino Unido deben mirar más allá del acto de camaradería y observar la dura realidad. El triunfo de Trump probablemente no detenga la marea de aplazamientos o cancelaciones de inversiones que, según una encuesta de CEBR e Hitachi Capital, asciende a 65,500 millones de libras (US$ 82,000 millones) desde el referéndum de junio. Los jefes de las empresas siguen albergando temores que aún no tienen respuesta sobre la economía británica, el acceso al mercado común europeo y la salud del comercio global.

Es cierto, la debilidad de la libra ayudó a la economía a atravesar lo peor del impacto inmediato del referendo. Pero eso provocará un alza de precios y afectará a los consumidores y las ganancias. Las proyecciones económicas monitoreadas por Bloomberg indican una desaceleración del crecimiento y una subida de la inflación en el 2017. Difícilmente sea un ambiente favorable a la inversión.

Se habla mucho de que el Reino Unido accionará el motor del estímulo fiscal, pero sin duda antes habrá más consecuencias adversas. La presión de la demanda débil y la competencia cada vez mayor se está haciendo sentir ahora, justo mientras las empresas arman sus presupuestos para el año que viene. Las acciones del proveedor de materiales de construcción SIG Plc cayeron el viernes, cuando la empresa advirtió que sus negocios decaían; en septiembre, la proveedora de cañerías Wolseley Plc anunció que eliminaría hasta 800 empleos y cerraría sucursales.

Después está la incertidumbre del propio Brexit, mediante el cual el Reino Unido deshará las relaciones con su principal socio comercial: un proceso complejo de varios años que para las empresas es territorio desconocido. Nissan es un caso instructivo: la automotriz dio marcha atrás con una amenaza de reducir la fabricación en el Reino Unido sólo cuando el Gobierno prometió mitigar cualquier aumento de los aranceles. Es difícil para un CEO planificar cuando la mejor esperanza es un acuerdo preferencial secreto que podría no darse.

De los sectores encuestados que pospondrán inversiones, los cuatro más grandes son la tecnología de la información, inmuebles/construcción, medios y finanzas: así que la lista de líderes empresariales que busquen garantías e incentivos será extensa. Quizás las finanzas no se queden esperando a ver si los políticos cumplen.

Nada de esto es irremontable. Un rumbo más claro en las políticas, en el acuerdo para el Brexit y en la política fiscal sería de ayuda. Pero no hay mucho margen de maniobra si suben los costos del crédito en el Reino Unido mientras la deuda se mantiene alta. El mano a mano de Farage y Trump podrá complacer a los simpatizantes más acérrimos del Brexit, pero en esa imagen hay poco para hacer sonreír a los presidentes de las empresas.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.