La exportación de textiles de confecciones, es decir prendas de vestir, tuvieron una caída de 28% entre enero y noviembre del 2020 a comparación del mismo periodo del 2019. De acuerdo con Luis Antonio Aspíllaga, presidente del gremio de la indumentaria de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), en febrero se conocerá el balance del sector, el cual podría cerrar con una contracción del 30%, con pérdidas estimadas en US$ 250 millones.
“En países vecinos las industrias no cerraron por la pandemia, sino continuaron porque son el motor de la economía. Lamentablemente acá, el gobierno dejó continuar solo a las empresas de primera necesidad y eso afectó nuestro sector”, dijo el líder gremial a Gestión.pe.
Los envíos de textiles de confección se hacen principalmente a Estados Unidos, país que reúne el 70% del mercado. Le siguen Brasil (5%), Canadá (3.5%), Alemania y Chile (3%). De acuerdo con Aspíllaga, el mercado norteamericano viene optando por prendas de vestir que brindan comodidad.
La ropa de gala fue cambiada por pantalones hechos en base de telas más cómodas, así como polos y camisas con amalgamas de materiales, que van desde el algodón pima y tangüis, fibras cómodas. También mezclas con microfibra de poliéstel y celulosa que brindan a versatilidad a las prendas.
“Con estas mezclas se pueden obtener suavidad y evitar que la prenda se arrugue. Esto permite, por ejemplo, estar con la misma camisa todo el día. En Estados Unidos están buscando mucha comodidad para trabajar desde casa. Incluso, las personas están comprando menos ropa de lujo que brindan estatus, ahora optan más por los grandes almacenes, donde consiguen productos en catálogos por internet”, indica el representante de la CCL.
Las prendas ligeras también gozan de mayor preferencia. Ello junto a las mezclas con los distintos tipos de algodón permiten tener acabados antibacteriales y antiarrugas. “Se necesita ropa multifunción. Tanto para trabajar en casa como en la oficina”, asegura Aspíllaga. Los jóvenes están buscando ropa para usar todo el día, mientras que las mujeres, un estilo más casual que de lujo.
Estrategias
El empresario considera que las exportadoras de prendas de vestir deben enfocarse más en venderle a marcas digitales. Buscar quiénes ofrecen ropa por comercio electrónico para ofrecerles materiales y acabados de buena calidad.
“El 2020 nos ha hecho pensar mucho acerca de la contaminación del planeta. Los más jóvenes se han dado cuenta que comprar una prenda y luego dejarla no es el camino. Por ello, ahora prefieren pagar más por un atuendo que dure. Ahí Perú es reconocido por su calidad y cadena productiva sostenible”, menciona.
Añade que se deben buscarse marcas que realicen e-commerce para venderles a mejor precio. Incluso, asegura que empresas como Amazon le está comprando al Perú.
“El producto que va al e-commerce sale de fábrica. Es decir, el exportador llega al almacén de la marca y va directamente al consumidor. En la forma tradicional se le vende a una tienda y ellos a los clientes, eso genera un doble margen que encarece el producto y que paguen menos por él. En cambio, las marcas digitales están dispuestas a pagar un poco más porque van directamente al cliente”, explica.
El valor promedio de una prenda que sale al exterior desde Perú borda los US$ 6 y US$ 7. Mientras que del Asia llega a los US$ 4 y US$ 5, pero con ropa de menor calidad. Sin embargo, cuando esta es mayor, la diferencia de precios se acorta y ahí es donde el Perú toma ventaja.
Ante ello, sugiere que el exportador textil debe ser más rápido en las entregas porque los clientes más que preocuparse por el precio, lo hacen por la velocidad. Los pedidos que llegan desde China y países asiáticos demoran mucho más de lo que puede producir y entregar el Perú, incluso en la mitad de tiempo.
Finalmente, Aspíllaga estima una recuperación lenta del sector, por las dificultades que existen en diversos mercados, principalmente el europeo, que ha regresado a un confinamiento.
“Pensábamos que a partir de enero todo iba a volver a la normalidad, pero hubo una recaída. Creo que vamos a tener un primer trimestre todavía duro. El repunte lo veremos en el segundo y tercer trimestre”, estima.