La agencia internacional Standard & Poor’s (S&P) Global Ratings ratificó la calificación crediticia de Perú para su deuda en moneda extranjera en BBB y en moneda nacional en BBB+ con perspectiva estable, decisión que se toma porque se valoró más la fortaleza fiscal que el bajo crecimiento económico o la crisis política que se vive en el país.
S&P afirmó que sus calificaciones soberanas de Perú se basan en sus limitados desequilibrios fiscales y externos, así como en un nivel de deuda del Gobierno aún bajo, aunque mayor que antes de la pandemia y con una composición más vulnerable, lo que la deja más expuesta a cambios fuertes en las tasas de interés y el tipo de cambio.
“Ponderamos estas fortalezas contra el PIB per cápita más bajo en comparación con muchos países en la región y con sus pares con calificación similar”, dice el informe.
En la semana pasada, Fitch Ratings bajó la perspectiva de la calificación de Perú de estable a negativa, básicamente por una debilidad de las políticas públicas por la ineficiencia del Gobierno de Pedro Castillo.
Si bien para S&P las calificaciones reflejan la evaluación institucional recientemente debilitada debido a un período prolongado de inestabilidad política y tensiones entre los poderes ejecutivo y legislativo, esta situación tampoco pesó tanto en la decisión de la nota.
Pese a ello, la calificadora reconoció que dicha inestabilidad ha reducido la capacidad de implementar políticas oportunas para sostener el crecimiento en el mediano plazo y tiene un peso sobre la confianza de los inversionistas.
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Condiciones para cambio de nota
S&P explicó que la perspectiva estable de la nota peruana incorpora su expectativa de continuidad en la administración fiscal moderada durante el periodo 2022-2025, que mantendrá la deuda neta del gobierno general por debajo de 30% del PBI.
A ello se suma que espera también que la flexibilidad del tipo de cambio y la política monetaria, junto con una sólida posición externa, mantengan la estabilidad en una economía abierta vulnerable a las fluctuaciones de los precios de las materias primas.
Sin embargo, la calificadora plantea un grupo de acciones que deben suceder en el país para que haya un cambio en la nota, sea para subirla o bajarla.
En un escenario negativo, S&P podría bajar las calificaciones durante los próximos dos años si observa un deterioro de los resultados fiscales y de los indicadores de deuda debido a presiones de gasto, o un crecimiento económico menor al esperado como resultado de posibles disrupciones en el sistema político o derivadas de acontecimientos externos fuertemente negativos.
Por el contrario, el escenario positivo es que se suba la calificación en los próximos dos años si una formulación de políticas estable y previsible y gestión económica eficaz respaldan un cambio en la confianza de los inversionistas y mejoran considerablemente las expectativas de crecimiento de Perú, junto con una composición de la deuda soberana menos vulnerable.
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Bajo crecimiento este y el próximo año
Según S&P, a pesar del crecimiento, el ingreso per cápita de Perú sigue siendo bajo en comparación con sus pares en la región y con calificaciones similares.
“Esperamos que el PIB per cápita aumente a US$7,400 en 2022, en comparación con US$15,400 en Chile, US$11,100 en México y US$8,800 en Brasil”, refirió.
Para este año la agencia proyecta que Perú tendrá un crecimiento del PBI de 2.2% y de 2.5% en el 2023.
“En nuestra opinión, la incertidumbre política limitará los planes de inversión privada, mientras persisten los cuellos de botella para ejecutar el gasto público. El consumo se ha mantenido resiliente, pero probablemente se desacelere en 2023 en un contexto de inflación alta, menos ingresos extraordinarios por retiros de pensiones y la eliminación de algunas transferencias del gobierno”, precisó.
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