
El ministro de Economía y Finanzas, José Salardi, ha proyectado un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) del 4% para este año, que incluso podría mantenerse o ser mayor a 5% en los años siguientes, sustentado, entre otros factores, en las inversiones del sector privado y particularmente del ámbito minero.
El MEF anticipa un mayor flujo de inversión privada, especialmente por el inicio y desarrollo de nuevos proyectos mineros y considera que el entorno internacional sería favorable, con precios de materias primas relativamente altos, como el oro y el cobre.
Sin embargo, para este año, existe solo un nuevo proyecto minero en cartera: San Gabriel, de Buenaventura, para la explotación de oro en Moquegua, por US$ 470 millones, con un 73% de avance en su construcción, esperándose que inicie producción en el tercer trimestre del 2025.
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En cuanto al proyecto Tía María, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) espera que inicie obras en el segundo semestre de este año, aunque en su último boletín oficial de febrero, publicado esta semana, ese proyecto cuprífero aún figura con fecha de inicio de construcción por definir.
En tanto, pese a anunciarse una tregua por Semana Santa en las protestas contra Tía María, el último sábado comuneros del valle del Tambo volvieron a restringir el paso vehicular por la zona, exigiendo se cancele esa iniciativa de Southern Perú en forma definitiva.
¿Qué proyectos saldrían en el próximo Gobierno?
En realidad, el grueso de proyectos mineros que están en construcción, con siete iniciativas por US$ 6,656 millones, aún están a la espera de concluir obras e iniciar producción a partir del año 2026 en adelante, es decir saldrían en el próximo Gobierno, según las proyecciones oficiales de ese sector.
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Así, para el próximo año el Minem espera la puesta en marcha (inicio de operación) del proyecto Romina, de Minera Chungar, para la explotación de zinc en Lima, con una inversión de US$ 150 millones.
Luego, para el 2027, figura Corani, para la extracción de plata en Puno, de la empresa Bear Creek Mining, por US$ 579 millones. En el caso del proyecto Mina Justa Subterránea, si bien se espera su puesta en marcha también para ese año, no registra fecha para inicio de obras.
Los proyectos más grandes concluirían el 2028
Para el 2028 hay cuatro iniciativas mineras que esperan iniciar operación, destacando entre ellos, por sus montos de inversión, los de Pampa del Pongo (de Jinzhao Mining), para explotar hierro (por US$1,781 millones, y Zafranal (de Minera Zafranal), para extracción cuprífera, por US$ 1,263 millones.
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Le siguen Integración Coroccohuayco (de Minera Antapacay), para producción del metal rojo en Cusco por US$ 1,500 millones, y Trapiche (de El Molle Verde), para procesar el mismo mineral en Apurímac, por US$ 1,038 millones.
Finalmente, para el 2029 se avizora la puesta en marcha de Ampliación Huancapeti, para producir zinc en Áncash, a manos de Minera Lincuna, con una inversión de US$ 345 millones.
¿De qué dependerá que se concreten?
Para expertos consultados por Gestión, pese a existir a nivel internacional una guerra comercial declarada entre Estados Unidos y China, y la amenaza de aranceles al cobre, la concreción de proyectos mineros en Perú dependerá más de factores internos que de externos.
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Según Marcial García, socio de EY Perú y experto en minería, pese a las disrupciones geopolíticas globales, las perspectivas para la industria minera a mediano y largo plazo en general siguen siendo positivas, pues las proyecciones de precios de los principales metales como los que exporta el Perú son muy favorables.
Observó que aun cuando la administración de Donald Trump no apoya la transición energética -que será más demandante de cobre- ese proceso no se va a detener, por lo cual la perspectiva es a que ese metal se mantenga encima del rango de US$ 4.00 la libra, tras romper hace poco la barrera de los US$ 5.00 por libra.
Los retos en el frente interno
García subrayó que el desarrollo de nuevos proyectos mineros en el Perú dependerá en principio del candidato que salga elegido en el próximo proceso electoral y cuál sea su posición frente al desarrollo de ese tipo de iniciativas y de esa industria extractiva en general.
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Agregó que existen todavía retos pendientes por resolver, como son los conflictos sociales en contra de estos proyectos, la excesiva burocracia que retrasa su ejecución, la incertidumbre política, y la pérdida de competitividad del Perú como atractivo para las inversiones mineras a escala internacional.
En la misma línea, Miguel Cardozo, presidente de Alturas Minerals, señaló que pese a los anunciados esfuerzos del Gobierno por sacarlos adelante, las normas que retrasan las inversiones en ese ramo no se han modificado.
La normativa no ha mejorado
Cardozo citó como ejemplo de ello el decreto supremo 042 del sector Ambiente, emitido el año 2017 (que establece el silencio administrativo negativo para permisos a proyectos exploratorios), y que sigue significando una demora importante para iniciar actividad exploratoria.
En el caso de la Ventanilla Única Digital para la minería, Cardozo refirió que esa iniciativa -dirigida a reducir los plazos para proyectos de exploración y producción minera- aún no ha madurado del todo, pues las normas que se aplican a esas actividades siguen siendo las mismas.
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Contexto internacional
Según Diego Macera, director del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y director del Instituto Peruano de Economía (IPE), la proyección de diversos analistas es alzas de largo plazo en el precio del cobre a cerca de US$ 5 por libra, en línea con la transición energética, el crecimiento residencial, la automatización, el mayor uso de inteligencia artificial y la expansión de las redes de distribución de energía.
No obstante, según Pamela Bernabé, economista del Sistema de Información de Macroconsult, en la medida que los mercados asimilen el alcance de los impactos de la actual guerra comercial arancelaria, el precio del cobre podría seguir una tendencia hacia la desaceleración.
En ese contexto, indicó el oro más bien se consolidará como un activo refugio, no solo por la intensificación de los riesgos geopolíticos, sino por las expectativas de tasas de interés reales bajas en EE.UU., y que lleva a proyecciones del oro en torno a US$ 2,900 por onza en lo que queda del año, aunque la incertidumbre es elevada.
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Comunicador social. Estudió en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, e Inglés en la PUCP. Diplomado en Economía y Finanzas en la Universidad de Esan.