Profonanpe es una entidad privada sin fines de lucro, especializada en la captación y administración de recursos financieros, destinados a la ejecución de programas y proyectos para la conservación de la biodiversidad, la mitigación y adaptación del cambio climático.
Anton Willems, director ejecutivo de la entidad, comentó a Gestión los planes a futuro y los proyectos a los que apuntan; esto en el marco del próximo XXV Congreso Internacional de la Red de Fondos Ambientales de Latinoamérica y el Caribe (RedLAC) en Cusco.
-Profonanpe tiene 30 años y, en este periodo, la forma de trabajo debe haber variado. ¿Cuál es su mirada?
Muchos decían que la gestión de las áreas protegidas, por ejemplo, era una función solamente pública. Sin embargo, los ciudadanos empezaron a manifestar que las empresas y, en general, los distintos actores económicos tienen una responsabilidad en la sostenibilidad. Ahí empieza a evolucionar los conceptos y aparece este tema de las finanzas ambientales. El tema de finanzas ambientales es relativamente nuevo en Perú.
-Al inicio, el financiamiento provenía de donaciones. ¿Ahora?
En el pasado eran muchas donaciones. Sin embargo, hoy lo que tienes que ir generando son propuestas de valor compartido. Lo que se tiene que ir generando son instrumentos que puedan en el mediano o largo plazo atraer a otros actores.
Empieza a aparecer el tema del ‘blended finance’. Por ejemplo, hemos empezado a trabajar con el fondo verde para el clima, con una operación nueva que está empezando para promover bionegocios, pero desde una lógica ya no de subsidio sino generar condiciones habilitantes para que empiecen a repagar y se inserten en el mercado.
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-¿Cómo se incorpora al Estado?
Una de las oportunidades que apareció es el tema del mercado de carbono. Tú necesitas superficies inmensas para poder generar el número de créditos que haga viable financiar un proyecto de ese tipo. ¿Quién tiene esas hectáreas, esa cantidad de bosques? El Estado, a través de las áreas protegidas. Lo que haces es conectar al Estado con los mercados, con estos agentes económicos, empresas básicamente, que necesitan neutralizar su huella de carbono y no saben dónde hacerlo.
-¿Cómo manejan este tema?
Por ejemplo, nosotros estuvimos trabajando con Cima Cordillera Azul y Sernanp hace ya 14 años cuando se empezó uno de estos primeros proyectos de bono de carbono en Perú. En aquel entonces, el precio de la unidad de medida de carbono valía 15 centavos de dólar. Hoy el precio en el mercado voluntario de ese mismo título puede oscilar entre 4 y 20 dólares.
Hubo cambios sustanciales. Por ejemplo, el parque Cordillera Azul pasó de no poder con la venta de bonos de carbono cubrir su mantenimiento, súbitamente hoy ha sido capaz de establecer un fondo patrimonial que lo administra Profonanpe de US$57 millones. Lo invertimos en el mercado para conseguir rentas que financien la gestión efectiva de ese parque.
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-¿En Cima tomaron un rol fiduciario?
Sí, jugamos un rol fiduciario. Una de las especialidades de Profonanpe justamente es desarrollar instrumentos, pero también generar rentas a partir de esos instrumentos que se trasladan hacia el cuidado del área.
-¿Dónde colocan los recursos los agentes?
Para entender un poco el tema de finanzas ambientales, es saber dónde le están poniendo la plata también los agentes económicos. Recientemente hubo una declaración de Belén, donde se juntaron los países amazónicos y el discurso lo que te dice es que tenemos que repensar como vemos a la Amazonía.
Ahí aparece todo esta línea de bionegocios, de negocios que tienen un aprovechamiento sostenible del bosque, pero dándole valor agregado en el territorio.
-En una entrevista, usted mencionó que Ecuador había hecho un “canje” de tasas (pagar menos tasas de interés bajo un compromiso de invertir en temas de sostenibilidad).
Hay un tema que es cómo movilizamos más recursos en favor del sector privado, pero con condiciones. En términos prácticos, para un país como Perú, la parte financiera de un canje de deuda probablemente sea la menos atractiva. En el caso de Ecuador, la emisión de sus bonos tenían que pagar más de 17% de interés y con esta herramienta –para cuidar Galápagos– han bajado la tasa de interés a 8%.
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-¿Debemos apuntar a eso?
Sí, de hecho tenemos que hacerlo, pero probablemente, en el caso de Perú, no hablemos de una reducción desde 17% a 8%, porque el país se está prestando a 5%, 6% o 7%.
Donde ganas es en señalar que tienes un firme compromiso de cuidado del medioambiente. Lo que necesitas es mostrar que como Estado te preocupa.
-¿Esto puede beneficiar a los privados también?
Si tú tienes un país que cumple las reglas fiscales, tiene fortaleza macroeconómica, pero además tiene un compromiso muy fuerte hacia la sostenibilidad y lo hace a través de este tipo de instrumentos; le estás dando una señal a tus agentes económicos locales de que ellos se tienen que sumar.
“Estamos trabajando con la empresa Latam que está haciendo este esfuerzo de SOSelva para tratar de convencer a los pasajeros que ayudemos a neutralizar la huella de carbono de la industria aeronáutica”.
Anton Willems, director ejecutivo de Profonanpe
Formulación de proyectos
Anton Willems comentó a Gestión que cuentan con una cartera en formulación de más de 25 proyectos para movilizar más de US$ 800 millones para temas de sostenibilidad.
“Entre que diseñamos, se aprueban y ejecutan, son por ejemplo para los siguientes siete años. Estos recursos que van a venir para el Perú en temas de sostenibilidad es la declaración conjunta de intención que firmó Perú con Alemania, Noruega, Reino Unido y con Estados Unidos de observador”, señaló.
El Gobierno noruego, dijo Willems, se ha comprometido a trasladar US$ 230 millones en los siguientes cinco años a través de Profonanpe.
Editora de Economía y Finanzas del diario Gestión. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Con 9 años de experiencia profesional en el rubro.