La agroexportación es uno de los pocos sectores que han continuado creciendo pese a la pandemia del coronavirus. Se trata de un área de mucho peso en el país, pero concentrada en unas pocas frutas y hortalizas, señala el consultor en fruticultura Odilo Duarte a gestion.pe. Por ello considera necesario mirar hacia nuevos cultivos de exportación.
“No podemos seguir sembrando más y más extensiones de palta, mandarina, uvas y arándanos, porque los precios están bajando demasiado. En el Perú, cuando una agroindustrial siembra un producto, las además hacen lo mismo, y por eso la agroexportación se ha concentrado en unos cuantos productos. Eso debe cambiar”, opinó.
Por esta situación, algunas empresas evalúan incursionar en cultivos como la cereza, la frambuesa o la zarzamora (también conocida como mora). Adentrarse en un cultivo de agroexportación que es desconocido implica riesgos y largos periodos sin la obtención de retornos, pero también podría otorgar inigualables ventajas, por lo cual conviene conocer antes lo que ello implica.
Para empezar, Gabriel Amaro, director ejecutivo de AGAP, señala la gran diferencia entre invertir en un producto que tiene amplia demanda internacional, como la cereza, y hacerlo en un producto para el que todavía está construyéndose mercado, como el camu camu.
Si se trata del primer caso, la empresa se debe asegurar de que contará con la productividad suficiente y las hectáreas de cultivos necesarias para ser competitiva en el exterior. En cambio, si se trata de productos cuya presencia falta consolidar en el exterior, se debe invertir en pequeñas extensiones, porque de lo contrario la oferta sobrepasará por mucho a la demanda y los precios caerán.
Además, se debe pasar por un proceso experimental, pues el productor aún carece de la plena seguridad de que las semillas responderán de manera favorable al clima y la tierra de la zona donde va a cultivarla. “Hay un riesgo y un proceso de aprendizaje. Poner un marcha un piloto y hacer las pruebas es una cosa, pero otra es producirlo en los niveles necesarios para la agroexportación”, explicó Amaro.
Otros factores de suma importancia son los logísticos, pues de ellos va a depender si las hectáreas sembradas resultan rentables o no. Por ejemplo, señala Duarte, la frambuesa y la mora tienen amplia demanda internacional, aunque en el Perú son cultivos nuevos. Debido a que son bastante frágiles y perecibles, normalmente no toleran los traslados largos en barco, a menos que estén congeladas. Pero congelarlas reduce su precio de manera considerable, advierte. En el caso de que se opte por trasladar la fruta en avión, tendrá que ser a destinos que paguen este alto sobrecosto.
Pero los cultivos de frambuesas gozan de la ventaja de rendir frutos rápidamente, en comparación con otros como las cerezas. Al año y medio de sembradas las semillas, ya pueden ir cosechándose frambuesas. “Debe elegirse la que mejor se adapte al clima del lugar”, añade el consultor.
También está el aspecto de la mano de obra. Al requerir de mucha, las frambuesas son cultivos más convenientes para los pequeños productores que para los grandes, dice Duarte.
Debido a las dificultades que representa invertir en un nuevo cultivo de exportación, muchos agricultores o agroindustriales optan por evitar este desembolso de dinero y dedicación de tiempo. Sin embargo, la gran ventaja que obtendrían si apostaran por estos nuevos productos es una mayor rentabilidad que las siguientes empresas en sumarse.
Según Comex, hay nuevos productos de agroexportación que cuentan con gran demanda potencial en el exterior, que son la granadilla, la frambuesa, el aguaymanto, la pitahaya, la cúrcuma y la cereza. Los cultivos de esta última todavía se encuentran en periodo de prueba en el país.