
El último Informe Global sobre la Brecha de Género 2025, a cargo del World Economic Forum (WEF), muestra avances para América Latina y el Caribe (ALC). ¿Cuáles son las novedades?
Si bien el mundo tardaría 123 años en alcanzar la paridad de género, la región a la que el Perú pertenece requeriría de poco menos de la mitad.
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ALC a la cabeza de la carrera
Le podría tomar 57 años a América Latina y el Caribe (ALC) lograr la paridad. En detalle, la región ha avanzado 8.6 puntos porcentuales desde el 2006, lo que demuestra que es posible pisar el acelerador y llegar a la meta primero. Luego lo harían Europa, con 76 años, y Norteamérica, con 89.
En la actualidad, no obstante, ALC ocupa el tercer lugar en la reducción de brechas de género —después de Norteamérica y Europa—.
“En 2025, la región ha cerrado, en promedio, el 65% de su brecha de género en los altos puestos de liderazgo económico. Registra, así, la tercera puntuación más alta en Logro Educativo (99.6 %). [...] América Latina y el Caribe ocupa el segundo lugar a nivel mundial (35%) en empoderamiento político y cuenta con un sólido historial de liderazgo político femenino: 15 economías han tenido una mujer al frente del Estado en las últimas cinco décadas", se puede leer en el informe oficial.
Asimismo, en 17 economías, las mujeres representan al menos un tercio del gabinete, y todas las economías incluyen mujeres en el parlamento. Puntualmente, Nicaragua y México alcanzan la paridad parlamentaria total.
Al respecto, Mónica Villegas, directora de Oportunidad Laborales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), enlista los factores que contribuirían a que ALC tome ventaja y llegue a eliminar la brecha de género antes que otras partes del mundo.
Pero, primero, observa el entorno: “Los países que lideran este crecimiento en la paridad de género son Finlandia, Noruega e Islandia. Si observamos con detenimiento, tienen permanentemente un decrecimiento de la natalidad. Es decir, a mayor decrecimiento de la natalidad, mayor cierre de la brecha de género”.
En esa línea, detecta que el decrecimiento de la natalidad de América Latina y el Caribe se ubica “en una curva descendente rapidísima”.
Aclara, así, que “no es poco a poco, como en Islandia o Noruega”. “En América Latina y el Caribe el decrecimiento de la natalidad es inmenso. De 4.6 se está bajando a 2.1. La mujer está dejando de tener hijos y se está incorporando cada vez más a la vida laboral”, agrega.
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¿La economía favorece a ALC?
En el informe de la WEF se destaca que, desde 2006, las economías de América Latina y el Caribe han sido las que más han avanzado de entre todas las regiones, con un total de 8.6 puntos porcentuales.
“Sus esfuerzos han avanzado a un ritmo anual promedio de casi medio punto porcentual, tres veces más rápido que Asia Central (69.8 %) y más del doble que Asia Oriental y el Pacífico (69.4 %)”, refiere.
Villegas, por tanto, analiza qué segmentos de la economía se están sumando a este movimiento veloz en ALC: “Todo lo que es innovación, minería, turismo y agroindustria. Y son segmentos en los cuales la mujer tiene participación”.
Sin embargo, hace una aclaración: “Nos falta entrar en los temas de altas gerencias. En eso aún hay una gran brecha”.

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¿Cuál es el mayor desafío para Perú?
En medio de la expectativa positiva a nivel regional, Perú todavía debe asumir tareas particulares con el fin de impulsar el cambio.
Para la experta, uno de esos pendientes es acabar con el machismo. “Continúa aunque trabajemos días a día para que esto desaparezca. Un problema serio es tener una geografía muy disímil: costa, sierra y selva. En las altas zonas de la sierra y en la selva, la mujer sigue siendo un ser humano de segunda categoría”, reflexiona.
Sugiere, por tanto, una estrategia que empiece por una educación transversal, que involucre, por ejemplo, la gestión de los embarazos.
“[Se debe] educar en salud reproductiva tanto al hombre como a la mujer, de tal manera que la mujer tenga opciones de crecimiento, de terminar el colegio, de terminar una universidad, y no de dedicarse necesariamente a la crianza, la cual le disminuye el tiempo para incorporarse en el mercado laboral”.
Coloca sobre la mesa un ejemplo: si una mujer de 30 años tiene su primer hijo, la crianza se extiende, por lo menos, durante 10 años.
“Y, a veces, es tarde, porque los puestos, mandos intermedios, gerencias intermedias, fueron ocupadas por hombres. Entonces ahí también tiene que haber una política que venga desde las altas gerencias para romper estas brechas de género”, finiquita.

Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.