Ana Revenga, senior fellow en Brookings Institution, y Toni Roldán, director de Esade Center for Economic Policy & Political Economy, son los autores del estudio “¿Cómo responder a shocks sistémicos globales: lecciones de otras crisis para el Covid-19?”, en el que plantean los retos específicos que exige la crisis de la presente pandemia.
La investigadora, quien tuvo a su cargo el Grupo de Equidad y Reducción de Pobreza del Banco Mundial (2008-2012), señaló que no es la primera vez que el mundo se enfrenta a una pandemia global y que existen países, principalmente del Asia Oriental, que han puesto en práctica las lecciones que aprendieron en episodios anteriores.
En el estudio, los autores aseguran que la epidemia del SARS en 2003 envió al mundo cuatro lecciones claras sobre cómo hacer frente a una epidemia y cómo debería responder el sistema sanitario: “invertir en sistemas de preparación ante las emergencias; centralizar la toma de decisiones; reforzar la inversión en la sanidad pública y en investigación; y comunicar a tiempo y de forma transparente a la opinión pública”.
Sin embargo, solo unos pocos países, en su mayoría asiáticos, aprendieron estas lecciones y las pusieron en práctica. “La gran mayoría de naciones siguen sin estar preparadas para enfrentarse a un doble shock sanitario y económico; los que sí lo estaban se han convertido, de hecho, en los primeros en abordar la cuestión en cuanto la epidemia se ha extendido por Europa occidental y Estados Unidos”, han destacado los autores.
“La concurrencia del shock y la naturaleza globalizada de los flujos económicos y poblacionales hacen que sea necesario y a la vez muy difícil lograr una respuesta supranacional coordinada a la pandemia” ha señalado Ana Revenga. Por este motivo, la co-autora del Insight ha apuntado tres áreas para priorizar inversiones, por parte de las organizaciones internacionales, a la hora de abordar esta crisis: apoyo para contener la pandemia; apoyo para reforzar las redes de protección social; y apoyo para medir los impactos, de modo que los fondos para programas puedan destinarse a los colectivos más necesitados.
Revenga destacó que Perú y Colombia ya están implementando oportunamente algunas medidas, basadas en evidencias, para mitigar el riesgo sanitario y las consecuencias económicas de la pandemia.
En el estudio es mencionada la ciudad de Bogotá por haber impulsado un programa de varias fases para atajar los riesgos crecientes de la pandemia. Con menos de 100 casos confirmados, la urbe llevó a cabo una simulación de cuarentena de cuatro días de duración para poner a prueba la respuesta de la población e identificar aquellos hogares que tenían graves pérdidas de ingresos, así como otros puntos débiles.
A la conclusión de la simulación, se presentó un programa de renta mínima con el objetivo de ayudar a los hogares más desfavorecidos o cerca del umbral de la pobreza durante el aislamiento, aumentar el porcentaje de población que permanece en casa y así reducir la propagación del virus.
Por su parte, Perú desarrolló un programa similar cuando el gobierno central promulgó una cuarentena estricta en todo el país. Se aprobó, junto con la cuarentena, una bonificación para los trabajadores informales e independientes, que benefició a más de tres millones de familias. Al igual que en Colombia, la finalidad de esta política es no solo apoyar a los más necesitados durante la crisis, sino también incrementar su capacidad de permanecer en casa.
“Estos son dos ejemplos de programas sencillos y contrastados, que todos los países pueden requerir para minimizar a la vez los riesgos sanitarios y económicos. Cuanto más rápido aprendan de estos ejemplos los demás países y pasen a la acción, mejor preparados estarán para enfrentarse a las actuales perturbaciones. El tiempo de actuar es ahora”, concluyó Revenga, quien es doctora en Economía por la Universidad de Harvard y economista y matemática cum laude por el Wellesley College (EE.UU.) y desde el 2018 forma parte del Patronato de la Fundación Microfinanzas BBVA.