Desde fines del 2023 y en lo que va del 2024, las ventas de combustibles derivados del petróleo en el Perú superaron los niveles prepandemia, alcanzando un volumen récord de 275,000 barriles en promedio diario, mientras el 2019 (antes de la llegada de la covid) se encontraban en unos 260,000 barriles, según cifras de Perupetro.
Ese escenario, según expertos, hace necesario ahora más que antes resolver los problemas logísticos que enfrenta el país para asegurar el suministro de combustibles sobre todo cuando el país enfrenta de manera constante oleajes anómalos que paralizan el ingreso de buques que traen esos derivados.
La producción nacional de petróleo, que esta en torno a los 41,000 barriles en promedio diario, no permite cubrir la demanda de derivados (275,000 barriles por día). A esto se suma la actual restricción que enfrenta la refinería de Talara (suspención de su unidad de flexicoking) que no le permite operar al 100% de su capacidad (para aumentar la producción de derivados).
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Incentivo para la inversión
Según el exdirector de hidrocarburos, Erick García Portugal, un tema aún pendiente por resolver desde el Poder Ejecutivo, es incentivar las inversiones para construir mayor capacidad de almacenaje de combustibles, pero de forma que permita recuperar su inversión al sector privado, o hacer rentable esa operación.
En esa línea, durante su participación en el evento Perú Energía, el experto recordó que en el proyecto para la masificación del gas natural que propuso el Ejecutivo, y que aún está pendiente de aprobar en el Congreso de la República, se propone crear una agencia de inventarios (de combustibles) como una forma de enfrentar el déficit de la mencionada capacidad de almacenamiento.
Restricciones en la oferta
En el mismo foro, Natalia Bustos, directora de Optimización Logística y Comercial de Refino de Repsol, advirtió que en los últimos años se han evidenciado restricciones en la oferta (de combustibles), no solo por los oleajes anómalos que llevan al cierre de puertos, sino además por inconvenientes en los esos terminales marítimos, tanto en Chile como en Perú.
Tal restricción en la oferta se da, según indicó, por un lado, por la brecha en la capacidad de almacenamiento de GLP, derivada de la falta de inversiones en los últimos cuatro años.
“Lo instalado (para almacenar ese gas en el país), no alcanza para abastecer las existencias de GLP para el consumo actual ni para la demanda que se proyecta tener a futuro”, advirtió.
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Condiciones para la inversión
En este caso, dio a entender que (desde el Estado) se deben generar las condiciones de tipo regulatorias, de estabilidad y de planificación, para que los inversionistas privados puedan evaluar la construcción de infraestructura de almacenamiento que resulten rentables.
Pero, más allá del almacenamiento para GLP, la ejecutiva de Repsol indicó que se necesita también mejorar la infraestructura existente para el suministro de combustibles líquidos como las gasolinas y el diésel, a nivel nacional.
Esto último, según explicó, significa mejorar la interconectividad entre los terminales marítimos de plantas de abastecimiento de derivados existentes a lo largo del (litoral) país, ya sea a través de ductos o trenes, para garantizar el suministro cuando los puertos se encuentren cerrados.
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Operatividad en puertos
Bustos anotó que se necesita mejorar también la operatividad en los puertos, ante las restricciones al acceso de grandes buques, sea invirtiendo en mayor capacidad para mejorar los ratios o tiempos de descarga (de combustibles) o aumentando el número de trabajadores en los sistemas de amarre, que garanticen operaciones seguras y se aumente así la resiliencia de los puertos a los oleajes anómalos.
Todo esto, dijo, requiere una planificación estratégica (desde el Ejecutivo) pues involucra también la mejora de la infraestructura vial (para el transporte de los derivados) ya que sólo el 20% de las vías están asfaltadas en el país.
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Ley de existencias mínimas
Otro aspecto por resolver, consideró la ejecutiva, es actualizar la ley que establece la obligación de contar con existencias mínimas de combustibles solo para cinco días, lo cual consideró muy poco ante los retos que vive hoy el país.
Esa norma, planteó, se debería actualizar, para que incorpore mayores plazos en las existencias mínimas, pero sujeto a que se tome en cuenta no solo a cada planta de abastecimiento (en forma aislada), sino incluyendo la capacidad de interconexión entre ese tipo de plantas, que puedan haber desarrollado.
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Comunicador social. Estudió en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, e Inglés en la PUCP. Diplomado en Economía y Finanzas en la Universidad de Esan.
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