Para saber cuánto gastar en un día, una semana o un mes, una familia revisa sus ingresos, lo que tiene y lo que le falta, a partir de ese monto define si pide un préstamo, algo adicional, o lo compra a crédito.
Lo mismo pasa con el Estado, pero en su defecto, si el gasto es desproporcionado y sin límites puede llevar a un descontrol o un sobreendeudamiento, un problema que lo asume toda la familia o mejor dicho todo el país.
Siguiendo con el ejemplo, en ese escenario, ni la familia ni el Estado serán confiables para asumir más deudas, o habrá un mayor riesgo de tal manera que cualquier agente le dirá que un préstamo adicional será con una tasa de interés más alta. Un problema que no solo afectará al jefe de familia, sino que probablemente a todos sus hijos.
Esta figura es muy similar a la que enfrenta el país, a través del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que estableció “reglas fiscales” para definir hasta cuánto se podría endeudar el país, cuánto se podría prestar y cómo iba a gastarlo.
Un vacío normativo
En medio de la emergencia sanitaria, Alonso Segura, exministro de Economía y Finanzas, recordó que las reglas fiscales se suspendieron por los años 2020 y 2021, y debieron retomar una medida para el 2022.
La primera preocupación es que ya se sabía que se tenía que definir las reglas fiscales para los siguientes años o retomar las reglas anteriores que se suspendieron.
“Preocupa cómo se ha hecho. No es claro que se cumplan los requisitos para un Decreto de Urgencia. Correspondía remitir un Proyecto de Ley al Congreso y solicitar su atención inmediata”, comenta el economista.
El día de ayer el gobierno, mediante Decreto de Urgencia 079-2021 estableció reglas fiscales para el año 2022. Recordemos que en abril de 2020 el gobierno de Vizcarra mediante DL suspendió las reglas fiscales para los años 2020 y 2021 1/10
— Alonso Segura Vasi (@alosegura) August 15, 2021
La otra medida hubiera sido solicitar facultades legislativas, tal como se hizo en el 2020 y en el 2016.
De la misma manera, Alfredo Thorne, exministro de Economía y Finanzas, sostiene que se debió recurrir al Congreso, para que se establezca un compromiso de ambos lados al momento de construir el presupuesto.
“Ahora queda solo en responsabilidad del Ejecutivo la regla fiscal”, sostiene.
Sin embargo, ambos economistas señalan que hay tiempo para presentar el proyecto de ley al Congreso para definir el compromiso, entre el Ejecutivo y el Legislativo; y no solo quede en un documento como es el Marco Macroeconómico Multianual.
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Otro de los vacíos, es que no se recogió la recomendación del Consejo Fiscal, el mismo que posiblemente esta semana emita un informe sobre la nueva regla para el 2022.
Déficit fiscal sin trayectoria
En el Perú, una de las metas de la regla fiscal era que los gastos no superen a los ingresos en más del 1% (déficit fiscal), obviamente que, en medio de la crisis - sanitaria y económica- habrá mayores gastos para atender la emergencia. Esta cifra en el 2020 llegó al 8.9% y este año los estimados se han ajustado desde el 6.2% (indicado el año pasado) a un 5.4% en abril de este año.
Los ingresos adicionales, por la reactivación de las actividades económicas y el pago de deudas tributarias al Estado indican que la tasa de déficit fiscal será menor.
Ahora, la meta que se ha fijado para el 2022 es de 3.7%, fuera de que, si el valor meta es bueno o no; lo que preocupa a los economistas Alonso Segura y Alfredo Thorne, es que en el reciente Decreto de Urgencia no se haya establecido la trayectoria. Es decir, ¿en qué momento el Perú llegará al 1% que se había propuesto?
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En abril, en el informe de actualización de las cifras macroeconómicas, en la gestión de Waldo Mendoza, se estableció que, “se prevé una senda gradual y ordenada del déficit fiscal, que convergerá a 1% del PBI en 2026”, pero ello cambia con las nuevas metas del Gobierno.
Alonso Segura indica que la preocupación es que, al no definirse una trayectoria se podría tener un déficit fiscal y deudas más holgado para los siguientes años.
En el caso de Alfredo Thorne, indicó que el objetivo de la regla fiscal es indicar al mercado en qué momento se llegará al 1% en déficit fiscal y al 30% del PBI en endeudamiento.
El propósito de la Ley de Responsabilidad Fiscal en 2016 fue definir su trayectoria hasta lograr su convergencia y llegar al déficit de 1% del PBI o a una deuda bruta de no más de 30%, que es lo que teníamos antes. 2/8
— Alfredo E Thorne (@aethorne) August 14, 2021
“Sacar una regla fiscal con el déficit de un año es un despropósito, porque igual lo íbamos a ver en el presupuesto”, menciona.
¿Deudas sin ajuste cambiario?
Otra de las preocupaciones en la que coinciden ambos economistas, es la figura establecida en la regla de deuda, en primer lugar, se fija la meta de 38% sobre el PBI, pero lo crítico es la manera de ajustarse la deuda al tipo de cambio.
Lo que se advierte es que estará sujeto al tipo de cambio que se establezca en el Marco Macroeconómico Multianual (MMM), al número que figure en dicho documento, pese a que la moneda local se puede apreciar (bajar el tipo de cambio) o depreciar (subir el tipo de cambio) en los próximos meses.
“Nos van a poner un tipo de cambio artificial; eso podía llevar a bajar la razón de la deuda sobre el PBI y si después se deprecia el tipo de cambio se va de la regla fiscal”, indicó Alfredo Thorne.
Por su parte, Alonso Segura comenta que se debe tener en cuenta que alrededor del 48% de la deuda es en moneda extranjera, es decir 18% del PBI.
“Este año el tipo de cambio subió en 13%, si se desvía el tipo de cambio, todo ese desvío no va a figurar. Todo va a figurar según el tipo de cambio que el MEF ponga en el MMM, eso es peligroso”, expresó.
Otras preocupaciones de las reglas
El DU establece otros precedentes peligrosos en la regla de deuda como excluir pre-financiamientos, lo que debe corregirse, sostiene Segura.
De la misma manera, menciona que las reglas deben tener la mayor cobertura posible y capturar todos los efectos sobre los agregados fiscales.
“Excluir antojadizamente algunos, empezando por aquellos que se deriven de decisiones del propio gobierno socavan la eficacia y credibilidad de las reglas”, indica.
Alfredo Thorne manifiesta que, también resulta preocupante la definición de deuda que se usa. “Por una parte se debería incluir las contingencias de Reactiva Perú. No incluirlo le permite al gobierno endeudarse sin que se refleje en su definición de deuda”, expresó.
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Por otra parte, se debería incluir el tope de deuda neta, que incluye los activos del Sector Público. “Excluirlos le permite al gobierno mayor expansión fiscal financiada reduciendo los ahorros del sector público”, afirma.
Thorne recuerda que, en el 2016 se incluyó una tasa de crecimiento máxima del gasto corriente incluyendo gastos de mantenimiento con el objetivo de inducir a mayor inversión, que es lo que contribuye a nuestro crecimiento de largo plazo.
“No incluir este límite sobre el gasto corriente le permite al gobierno mayor gasto que tiene poco impacto sobre el crecimiento de largo plazo”, remarcó.
Efecto en los inversores y el crédito
Mantener las proyecciones de manera desordenada y poco previsible en las reglas fiscales para los próximos años pone en alerta a los inversores locales y del exterior, debido a que, “las agencias de calificación de riesgo podrían usar otras referencias para sus análisis y no las metas del Perú, con lo cual existe el riesgo en la evaluación”, indicó Thorne.
Por otro lado, menciona que ante la incertidumbre de la trayectoria los actuales tenedores de deuda peruana - inversores locales o extranjeros- podría ver un riesgo mayor en la posesión de los papeles peruanos y por tanto, una deuda con más riesgo elevaría la tasa de interés.
Ese riesgo, pone también un escenario crítico, sostiene Thorne, no solo tendrá un efecto en los inversores, sino en el costo del financiamiento, que en el caso local podría elevar la tasa de interés para los créditos a las empresas y los créditos hipotecarios.
La expectativa es que aún hay tiempo para hacer los ajustes necesarios y fijar las reglas fiscales para ir convergiendo a una trayectoria deseada de 1% de déficit fiscal y de 30% de deuda sobre el PBI. ¿Se hará a tiempo?
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