El esfuerzo de tener una economía disciplinada desde una perspectiva fiscal está rindiendo sus frutos en el 2020, en un año atípico en el que una pandemia paralizó la actividad productiva en el Perú de una manera nunca antes vista. Hoy, Perú cuenta con una solidez fiscal que le ha permitido actuar durante la emergencia. Sin embargo, el saldo en contra es que en la etapa post COVID-19 el déficit fiscal será muy alto al igual que la deuda pública.
En ese sentido, el Consejo Fiscal emitió un informe recientemente en el que señala la necesidad de contar con un nuevo sistema tributario que permita incrementar considerablemente los ingresos fiscales y no reducir el gasto público, pues dicha medida podría resultar contraproducente para la economía y para un país con tantos retos aún pendientes como en el Perú.
¿Cómo reformar nuestro sistema tributario para afrontar el escenario post COVID-19? ¿Cuáles son las principales líneas de acción? ¿Cuáles deben ser las prioridades? Gestión.pe conversó con Carlos Casas, Decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico, y Elmer Cuba, economista y socio de Macroconsult, quienes esbozaron las primeras ideas de lo que debe ser nuestro nuevo sistema tributario en busca de lograr la consolidación fiscal que tanto tiempo costó construir.
Uno pensaría que, ante una necesidad de mayor recaudación, el camino más sencillo es crear nuevos impuestos. Sin embargo, Cuba y Casas coinciden en que la actual carga tributaria para empresas y personas que operan en la formalidad ya es alta. Por lo tanto, insistir en esta vía generaría incentivos a la informalidad y no es lo más recomendable.
“Yo no aumentaría más los impuestos que ya existen. Si a los que ya pagan impuestos les subes más, van a pasar a la informalidad. Probablemente se pueden aplicar impuestos a otros productos o se grave el consumo de algunos bienes, que es lo que se está planteando a nivel internacional. Quizás, también, a lo mejor podría haber una pequeña alza del IGV porque es lo que más recauda. Subir 1% del IGV podría servir, así como gravar productos adicionales, pero sobre todo el gran reto es ampliar la base tributaria”, comenta Casas, de la Universidad del Pacífico.
“El gran problema del Perú es la evasión, no son las tasas. Las tasas de IGV de 18% son parecidas a las que tienen los países de América Latina. El Impuesto a la Renta también es alto. Toca jugar en el margen que te da la fuerte evasión. Los impuestos se aumentan cuando ya hay bienestar. Cuando hay un país subdesarrollado, los impuestos vienen al final. Ningún país se ha desarrollado subiendo impuestos. Eso se ha ido poniendo después. No veo espacio en las tasas, pero sí en la evasión”, coincide Elmer Cuba.
Evasión tributaria, un problema histórico
Cuba sostiene que el fuerte escudo fiscal que Perú logró construir a lo largo de los años tampoco es ilimitado. “Nos aguantará este año y quizás el 2021 para reducir déficit, pero para el 2022 ya no habrá”, comenta. Sin embargo, con una presión tributaria que fluctúa entre el 14% y 15% del PBI en los últimos años, una de las más bajas de América Latina, ¿podrá alcanzar para la reconstrucción fiscal?
“El nuevo gobierno que sea elegido para el Bicentenario tendrá que hacer algo muy feo. La primera medida del ministro de Economía nuevo del próximo Gobierno tendrá que ser un ajuste fiscal, lamentablemente. Hemos llegado hasta esa situación para reconstruir lo que se llama consolidación fiscal. El próximo quinquenio será un quinquenio de consolidación fiscal, sin que esa consolidación fiscal afecte el gasto en salud ni infraestructura ni educación. La única consolidación que nos corresponde es vía más tributación, porque el gasto no se puede ajustar, más bien deberíamos aumentarlo. Queda apostar todas las fichas con la recaudación”, señala Elmer Cuba, socio de Macroconsult.
Por ello, Cuba hace énfasis en la lucha contra la evasión tributaria. El economista considera que, en la actualidad, muchas empresas que operan entre la informalidad y la formalidad está pagando el precio de dichas prácticas al recibir créditos de Reactiva Perú, basados en sus meses de venta, muy por debajo de lo que necesitan, pues han manejado durante mucho tiempo ventas no declaradas. “En el fondo muchas tienen más trabajadores y venden más”, comenta. Por ello, sostiene que Reactiva Perú y los programas de apoyo empresarial como FAE-Mype generarán gran información en el Estado que debe ser utilizada para combatir la evasión.
“La primera medida del ministro del 2021 es usar toda la inteligencia del Big Data para bajar fuertemente toda la evasión de IGV y Renta. Con eso ya es un buen comienzo. La necesidad nos está llevando a hacer esa reforma fiscal que hemos atrasado por 15 años. Se puede usar información cruzada con los bancos para bajar fuertemente la evasión. Eso te da por lo menos 2 puntos de PBI en recaudación, un punto en IGV y uno en Renta, y el déficit ya comienza a cerrarse. Ese es el único camino sano que queda. Lo insano sería bajar el gasto”, enfatiza Cuba.
Esta lucha, sostiene, no debe significar una mayor afectación a quienes ya están pagando. “Se tiene que apretar al evasor y no al que sí paga impuestos”, comenta.
Un aumento de la productividad, la solución a largo plazo
Por su parte, Carlos Casas, decano de la facultad de Economía de la Universidad del Pacífico y exviceministro de Economía, coincide en la necesidad de luchar contra la evasión y la elusión tributaria. “Son temas que ya se venían trabajando y hoy están más vigentes que nunca”, dice. Pero también agrega de que, pensando en el largo plazo, será necesario ampliar la base tributaria trabajando en aumentar la productividad de las empresas medianas y pequeñas con el objetivo de que se formalicen. En ese sentido, coincide que la información obtenida producto de los programas de apoyo a las empresas también será crucial para dicha tarea.
“Tenemos que desarrollar una lucha y estrategia importante contra la informalidad, lo cual va a ser complicado en estas circunstancias porque muchas personas van a pasar del lado formal al informal por el desempleo, pero la información que se está obteniendo ahora para poder acceder a distintos paquetes tanto a nivel de microempresas e independientes, creo que se podría utilizar bastante para poder formalizar. El reto es tener políticas o medidas de mejora de la productividad. En eso tenemos que trabajar bastante, pues como el informal tiene una productividad muy baja, no está en capacidad de afrontar los costos de la formalidad. No se le puede exigir impuestos a una microempresa que produce a las justas para pagarle a sus dos operarios y llevar a su casa”, comenta.
Según explica Casas, una empresa formal es tres o cuatro veces más productiva que una empresa informal. Por tanto, la única manera de ampliar la base de contribuyentes es buscar acercarse a estas empresas para trabajar en un crecimiento de su productividad, insiste. Casas señala que a la informalidad como “el cáncer económico del país”, pues la baja productividad genera que las personas tengan ingresos bajos y la gente no pueda desarrollar sus potenciales.
“La mejora de productividad significa mejores técnicas de gestión, mejor uso de tecnología, acceso a financiamiento, asistencia técnica y capacitación, programas para mejorar técnicas de producción y ver cuáles son las nuevas tendencias a nivel internacional. Eso podría ayudar bastante”, comenta.
Sin embargo, advierte que esto no será tan sencillo.
“No es una medida que de la noche a la mañana va a tener efecto. Lo que tenemos que hacer inmediatamente es crecer, incrementar algunas tasas de impuestos y gravar el consumo de algunos bienes. Sin embargo, en el largo plazo tenemos que ampliar la base tributaria a través de la mejora de la productividad”, señala el decano de la facultad de Economía de la Universidad del Pacífico.
Beneficios tributarios: ¿Hay espacio para el recorte?
Un tercer punto son los beneficios tributarios que brinda el Estado. Anualmente, estos representan cerca de S/ 17,000 millones, a través de todas sus modalidades como devoluciones, exoneraciones, gasto, entre otros. Para el economista Carlos Casas sí hay margen de recorte en estos beneficios tributarias. Sin embargo, plantea algunos límites.
“En cuanto devoluciones tributarias, la principal devolución tributaria es a los exportadores, pues existe el principio de que los impuestos no se exportan. Hay otros como los regímenes de recuperación anticipada del IGV o la depreciación acelerada, que favorecen la inversión. Por allí, no habría mucho margen. Sin embargo, uno podría pensar en eliminar el drawback, que reciben los exportadores. Fue una medida temporal dada hace 30 años y hasta ahora sigue. Sin embargo, en devoluciones es muy poco lo que se puede recuperar”, comenta.
Sin embargo, en el lado de exoneraciones y gastos tributarios, considera que si hay espacio para el recorte. Sin embargo, habría que evaluar cuán sensible en la economía puede ser su eliminación.
Las devoluciones tributarias, la principal devolución tributaria es a los exportadores. Hay otra como los regímenes de recuperación anticipada del IGV o la depreciación acelerada, que favorecen la inversión.
Por ahí, uno podría pensar en el drawback, esto que reciben los exportadores y que yo diría se podría eliminar. Fue una medida temporal dada hace 30 años y hasta ahora sigue. Sin embargo, es muy poco lo que se puede recuperar.
Sin embargo, por el lado de las exoneraciones y gastos tributarios, el principal es a la agricultura tradicional. Al productor de arroz, choclo y papa no le vas a hacer que pague impuestos porque encarecería los productos.
“Una posible eliminación es la exoneración del pago del IGV de los servicios de enseñanza. Habría que ver cuán posible y sensible es que las pensiones suban 18%. Tienes otra que probablemente se podría explorar y que siempre es bastante controversial, como es el ingreso que por intereses y que está exonerado de impuesto a la renta. Aparte están las exoneraciones geográficas como las de la selva, que no tienen sentido”, sentencia Casas.
Por su parte, Elmer Cuba coincide de que hay espacio para revisar y recortar beneficios tributarios, en especial las exoneraciones en la amazonía. Sin embargo, “es un tema gradual”
“Tenemos que ir yendo de a pocos. Hay más de 100 beneficios tributarios por tipo de impuestos, por tipo de compañía y hasta geográficos. Hay que ir moviéndolo de a poquitos”, comenta.
Así, pues, el nuevo reto de la economía peruana, en términos macroeconómicos, será recuperar la solidez fiscal que supo construir durante más de 25 años. No será tarea fácil, y menos aún en un contexto como el actual.