Minas por explotar hay e inversionistas dispuestos a apostar también. “Y con una mirada a largo plazo, pues su voluntad va más allá de uno o dos gobiernos”, señala Rudy Laguna, director del Centro para la Competitividad y el Desarrollo de la Universidad San Martín.
Y un gobierno más promotor de la inversión, dice Laguna, puede contribuir a que un proyecto salga en dos años y que genere empleo y renta desde el tercero.
Sin embargo, el caso de Cajamarca es ejemplo de lo que en la literatura se conoce como “la maldición de los recursos naturales”, dice Carlos Casas, decano de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico.
ACUERDOS
Cajamarca era una de las regiones que más canon recibía, pero su desarrollo se ha estancado junto a una cartera de proyectos de casi US$ 18 mil millones, como muestra el estudio “Rumbo a Perumin”.
“La desigualdad ha empeorado y la pobreza ha aumentado”, añade Casas, quien cree que algunos proyectos generan desarrollo en ciertas zonas, pero a nivel de toda la región, este no ha sido homogéneo.
Los proyectos más relevantes son Michiquillay, Galeno, el mismo Conga, Yanacocha Sulfuros. “Todos están cerca o son colindantes”, rescata Laguna, quien considera que hay posibilidades de acordar mejorar relación con las comunidades.
“Pueden, por ejemplo, hacer una sola infraestructura para el procesamiento de los minerales y su traslado”, comenta. Así, en lugar de tres carreteras, se haría una sola. “El Estado gana porque el gasto se reduce a la tercera parte y hay más canon”, complementa.
Asimismo, el impacto ambiental sería menor si se comparte una planta de procesamiento, destaca.
Sin embargo, “el gran problema de las regiones es que las cifras del gasto del canon corresponden máximo al 50% o 60% del presupuesto”, comenta Jean, profesor asociado de la especialidad Ingeniería Geológica de la PUCP.
OTRAS OPORTUNIDADES
Cajamarca podría conectarse con las zonas de la costa para que la población y toda la producción que tiene, no solo minera, sino con potencial turístico o ganadero, se mueva hacia el norte.
“Se habla de un tren, por ejemplo, que puede servir tanto para carga de productos y personas. Un sistema ferroviario que pase por Cajamarca, Piura y te lleve al Amazonas”, añade Laguna.
INSTITUCIONALIDAD
Otros países mineros como Chile y Australia también atraviesan por conflictos sociales. “La diferencia es que en estos países la ejecución de los recursos que generan estas industrias es mucho mejor. Se generan oportunidades más rápido para la población y eso atenúa el conflicto”, sostiene Laguna.
“El Estado aparece un poco tarde, cuando ya hay conflicto, no para prevenirlo”, añade Vellace.
Queda pendiente revisar también casos de éxito en resolución de conflictos como Arequipa y Moquegua.
“La diferencia es la institucionalidad”, anota Casas. “No se cuenta con los recursos humanos y las capacidades para transformar los recursos”.
“Se tuvo que hacer acuerdos en la mesa y se logró Quellaveco. Moquegua es una de las regiones con mayores ingresos en el país”, indica el experto del CCD. Lo mismo pasa con Arequipa.
“Las regiones del sur están más preparadas que en el norte”, concluye Laguna.